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Pablo Iglesias. / EFE
El Gobierno de España ya está compuesto y cada uno de sus vicepresidentes y ministros deben comenzar a realizar el trabajo encomendado. Todo está muy bien. Ya no se puede hablar de bloqueo, ya no se puede hablar de nada que impida el normal desarrollo de la vida política española.
Pero sí se puede y se debe hablar de la denuncia de la Fiscalía General de Bolivia que señala a Podemos como receptor de cantidades importantes de parte del Gobierno que presidía Evo Morales. Es necesario y resultaría muy saludable que Pablo Iglesias aclarase si esas acusaciones son ciertas o forman parte de una enorme equivocación de la Justicia de Bolivia.
El Gobierno que preside, de momento, Jeanine Áñez habla de sistemas opacos de financiación a Podemos con el fin de que el partido de Pablo Iglesias llevase la idea del comunismo a todos los rincones de España. Esa financiación habría llegado vía Neurona Consulting, una consultora mexicana de la que Juan Carlos Monedero era asesor. La consultora comenzó a trabajar para Podemos poco después de que el Gobierno de Morales le pagase algo más de un millón de euros.
La Fiscalía General de Bolivia ha llamado a declarar a Iñigo Errejón, a Juan Carlos Monedero, al presidente Zapatero y a Pablo Iglesias. Tienen una oportunidad fabulosa para dejar claras las cosas y dejar demostrado que se trata de una acusación sin fundamento alguno. El Gobierno de España no puede permitirse el lujo de tener un vicepresidente salpicado por un caso de esta envergadura y el señor Iglesias ha de hacer un esfuerzo para aclarar lo que pasó.