Es hora de hacer política

Image
30 oct 2016 / 00:01 h - Actualizado: 30 oct 2016 / 08:38 h.
"España sale del bloqueo"
  • Es hora de hacer política

El futuro de España lo deciden los españoles. Esa es nuestra gran suerte. Por eso depositamos nuestros votos en las urnas cuando llega el momento. Con gran orgullo por parte de casi todos.

Las reglas del juego son y están muy claras. La ciudadanía es llamada a elegir a sus representantes en el Congreso de los Diputados y en el Senado y, dependiendo de los resultados, el Gobierno de la nación es uno u otro. Es así de sencillo puesto que los mecanismos democráticos también lo son.

Con todos los matices que queramos incluir, esas son las reglas del juego. Es decir, el país se ordena alrededor del Congreso de los Diputados y del Senado. Dicho de otra forma, el país se gobierna desde las instituciones elegidas por todos los españoles con derecho a voto. Por tanto, las manifestaciones y las protestas (siendo legales y muy saludables) pueden producirse aunque no deben ser consideradas, en ningún caso, un mecanismo o una herramienta de gobierno. La algarada es estéril en ese sentido y nunca debería pensarse que el vocerío, en sí mismo, obliga a cambio alguno en el camino trazado por un Gobierno. Otra cosa es que los políticos tengan en cuenta una propuesta para rectificar de forma ordenada y nunca obligada. En democracia lo único que obliga es el mandato del pueblo en su conjunto. No por ser más violento se tiene más razón; no por decir las cosas muchas veces se tiene más razón.

Parece que los representantes de algunas formaciones políticas no han entendido algo tan simple como que, si no se está de acuerdo con ellos, no se tiene que estar, obligatoriamente, equivocado. Esto, que manejan algunos con tanta naturalidad, les lleva a pensar que su razón se debe defender de cualquiera de las formas posibles. Sean las que sean, generen conflictos o no. Y todo indica que estas actitudes nos colocan ante una legislatura que tendrá un Gobierno legítimo y otro en las calles en forma de protesta. Pero protestar ante la injusticia está muy bien; protestar frente a lo que es legítimo y representa la voluntad de la mayoría no parece que esté tan bien.

La política se hace en los lugares establecidos para ello y no en las calles quemando contenedores o enfrentándose con las Fuerzas de Orden Público. Y resulta inquietante que algunos diputados no muestren el más mínimo reparo al apoyar una manifestación que se organiza como protesta frente a un golpe de Estado de los políticos mafiosos. Aunque no preocupa tanto como escuchar a un líder político insultar gravemente a los que ocupan un escaño diciéndoles que son delincuentes en potencia. La talla política de algunos líderes políticos es, casi, cómica. Y la falta de educación resulta patética y penosa.

La investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno de España es el resultado de un proceso democrático. Lo único cierto es que, gracias a los apoyos de unos y las abstenciones de otros, ha sido investido. Puede gustar más este político, puede gustar menos, pero no puede ponerse en duda que los mecanismos democráticos han funcionado a la perfección. Por tanto, ninguna protesta que tenga como fundamento la ilegalidad de esta investidura no tiene sentido. En España el que quiere protestar lo hace a través de las urnas o de una forma ordenada y siempre dentro de la legalidad en las calles.

Ahora es el momento de hacer política en el Congreso de los Diputados y en el Senado; es decir, ya es hora de que las demandas del pueblo español se atiendan con rapidez por las personas que se han elegido para que así sea. Incluso por los que creen estar entre delincuentes en potencia puesto que esos cobran igual que los demás. Los políticos deben hacer política y nada más que eso. Solo si se sientan a dialogar buscando cumplir con el mandato de los españoles estarán haciendo lo que deben. Insultando gravemente a los demás, alentando protestas sin sentido, levantándose del escaño para protestar por lo primero que se les pasa por la cabeza, lo único que conseguirán algunos es crispar a todos y arrastrar la política hasta los lodazales más sucios.

Ha llegado el momento de asumir los últimos resultados electorales, de olvidar el espectáculo populista y apoyar hasta donde sea posible el progreso de España. No puede ser de otra forma.