La crisis económica que ya está aquí exigirá de los españoles grandes esfuerzos. Siempre ha sido así. Los empresarios y todos aquellos que tienen una nómina o ingresos por ser autónomos, se llevarán la peor parte. Siempre ha sido así. No se puede fabricar el dinero sin ton ni son con una máquina mágica; el dinero sale de la caja de las empresas y de los bolsillos de los ciudadanos convertido en impuestos de todo tipo.
Ayer, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ya dejó caer lo que va a suceder en los próximos años y sugería la que debería ser la postura más sensata de los políticos que no es otra que la de lograr acuerdos para varias legislaturas. La crisis será larga y profunda; esto no va a ser un bache fácil de superar.
Hernández de Cos habló de una caída del PIB de entre el 9,5 por ciento y el 12,4 por ciento con incrementos posteriores del 6,1 por ciento y el 8,5 por ciento en 2021. Es decir el batacazo era desconocido hasta ahora en tiempos de paz. Además, dejaba muy claro que «no hay alternativa sensata a la expansión presupuestaria». Es decir, no hay una máquina de hacer dinero. Y, por supuesto, habló de una revisión severa de la fiscalidad para que la recaudación se eleve hasta los niveles necesarios para ir afrontando la crisis con ciertas garantías. El IVA y los impuestos medioambientales parece que son los caladeros más apropiados según dejaba ver Hernández de Cos.
Es decir, como ya adelantamos en estas mismas páginas hace unos días, la crisis la pagaremos los españoles a base de soportar impuestos de todo tipo. Los recortes serán duros y no podremos evitarlos. Las medidas tomadas hasta ahora son necesarias aunque no se podrán extender en el tiempo de forma indefinida. Y habrá que pagar el inmenso gasto que ha supuesto esta pandemia. Toca sufrir aunque algunos políticos insistan en que esto es cosa de todos y que nadie va a quedar atrás. Ya han quedado atrás muchos.
Paradójicamente, lo que el Gobierno debería plantearse es una bajada de impuestos en estos momentos para activar los sectores esenciales de la economía. Debe poner en funcionamiento la obra civil, el sector automovilístico y el turismo para que sirvan de locomotora. Y el año que viene tendrá que subir los impuestos de forma notable. Recortes, sufrimiento de los más desprotegidos y los bolsillos más vacíos que nunca.