Europa, actualmente, sigue en proceso de construcción. La vieja idea de una Europa fuerte y capaz de aglutinar intereses diversos, ha pasado por diferentes fases. Unas desastrosas y ridículas; otras importantes y decisivas. La emisión de eurobonos para financiar el programa SURE ha sido todo un éxito y ha sido la prueba irrefutable de que si los europeos trabajamos unidos las cosas se pueden hacer muy bien y los problemas se pueden enfrentar con garantías. Esta fase de la construcción europea es decisiva.
Se pusieron 17.000 millones de euros a disposición de los inversores y la demanda llegó a los 233.000 millones de euros. Esos eurobonos se destinarán a cubrir los gastos de reasegurar los gastos de desempleo europeo. De los 100.000 millones de euros que servirán para cubrir el plan SURE, una quinta parte se destinarán a las necesidades de España que ha destinado cantidades muy considerables al pago de los subsidios consecuencia de los ERTE, una herramienta que ha sido muy útil.
España es un beneficiario principal, pero Europa como conjunto de países demuestra con este movimiento que el futuro se aclara con el esfuerzo colectivo, que existen posibilidades financieras por explorar y que el uso razonable de los recursos financieros lejos de perjudicar al conjunto puede ser la fórmula para conseguir un coste muy bajo para poder llevar cabo los proyectos.
Es necesario que se siga transitando esa senda de colaboración, empatía y solidaridad en toda Europa. De no ser así, la idea de Europa estará en entredicho por enésima vez.