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«Ganemos el futuro todos juntos»

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12 nov 2016 / 15:21 h - Actualizado: 12 nov 2016 / 15:21 h.
"VI Asamblea de la Agrupación de Miembros del Instituto San Telmo","Rey Felipe VI"

Siempre ha sido y será una buena noticia que se congreguen en Sevilla, acompañando al rey Felipe VI, algunas de las personas más relevantes de la política española. Esta vez la razón merecía la pena especialmente puesto que se celebra la VI Asamblea de la Agrupación de Miembros de Antiguos Alumnos del Instituto San Telmo, una institución de gran prestigio en todos los ámbitos.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; el alcalde de Sevilla, Juan Espadas y su homólogo en Málaga, Francisco de la Torre, han asistido a un acto en el que el discurso del Rey se ha referido a la figura de la empresa y de su importancia social, unas palabras llenas de sentido común, de reflexión sensata y ánimo a los jóvenes que se forman para conseguir hacerse un hueco en el mundo empresarial en el que establecerse y para aquellos que ya forman parte de él.

Efectivamente, ser empresario o directivo, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres, no es fácil y requiere de un proceso de formación amplio; universitario, en escuelas de negocios y en las propias empresas; para que su labor sea fructífera en el seno de la sociedad. La persona ha de tener conocimientos suficientes y una talla ética elevada que le permita dirigir sus esfuerzos a generar riqueza y empleo como factor imprescindible en el desarrollo de las sociedades actuales. Un país es competitivo si las tasas de desempleo son las mínimas, si se logra potenciar la industria y el comercio de forma eficaz, y si eso sirve para que el conjunto de la sociedad obtenga un provecho en forma de estabilidad económica y social, misiones ligadas decisivamente a la figura de la empresa moderna.

Las personas dedicadas a las labores empresariales y directivas deben tomar decisiones desde el rigor científico, pero, también, desde el plano creativo; ha de ir amoldándose a los tiempos y comprender que su figura camina hacia ese dibujo grupal que llamamos redes de trabajo empresarial.

No se pueden entender las sociedades sin que exista un tejido empresarial; tampoco la figura de la mujer u hombre empresario que no se integre en la sociedad con planteamiento de generosidad y un sentimiento de utilidad social. Al fin y al cabo, forman parte de lo mismo y son lo mismo. Por tanto, en los tiempos que corren, no cabe la idea de empresa que no busque asumir compromisos con los grupos de interés, no es posible concebir la figura humana empresarial si no busca formar y capacitar al grupo humano a su cargo, si no lucha por crear mejores condiciones de vida para ese colectivo.

Como ya se reclamaba, hace unos días, desde estas mismas páginas, se debe apostar por el hombre o por la mujer dispuestos a crear tejido empresarial, se debe allanar el camino a toda persona que quiera asumir el riesgo de la empresa, se debe intentar articular mecanismos que, lejos de presionar y recargar los importes en tiempos difíciles, les permitan tener cierto margen de maniobra para solucionar los problemas que se vayan planteando. Tanto los de la propia empresa como los que afectan a la sociedad.

Ahora, cuando parece que la crisis va dejando paso a la posibilidad de mejoras más ciertas, habrá que pensar en cómo conseguir que las personas dispuestas a emprender decidan dar un paso adelante con ciertas garantías, habrá que pensar en cómo conseguir cierta flexibilidad para que el tejido empresarial se fortalezca y crezca al ritmo que tanto necesitamos. Ante esta situación, el rey Felipe VI dejó un mensaje bien claro ayer en Sevilla: «Ganemos el futuro todos juntos».

Y conviene que se reconozca una labor tan dura y generosa como la que realizan miles de hombres y mujeres en Andalucía y en el resto del país contribuyendo a crear puestos de trabajo, a diluir la lacra social que supone un índice de paro en niveles preocupantes desde hace ya demasiado tiempo.