Hoy, solo unos pocos son capaces de negar el cambio climático en el planeta Tierra o los efectos devastadores que comenzamos a conocer hoy y que sufriremos con más frecuencia a medida que pase el tiempo. Un ejemplo preocupante acaba de producirse en gran parte de España durante los últimos días. Aunque la zona más afectada ha sido la costa este de la península, han sido muchas provincias las que se han visto afectadas de un modo u otro.
Muertos, desaparecidos y heridos. Playas destrozadas, negocios y hogares anegados, pérdidas millonarias en el campo. Y la incertidumbre sobre cómo afrontar en el futuro esta realidad. Ese es parte del saldo que ha dejado el temporal.
No es normal lo que ha sucedido en el delta del Ebro. Las fotografías de los satélites muestran una inmensa zona bajo el agua salada que ha arrojado allí el Mediterráneo. No es normal soportar rachas de más de 140 kilómetros a la hora en distintos puntos de la geografía española. Ni nevadas tan copiosas como para dejar incomunicadas comarcas enteras. O lluvias que descargan 200 litros por metro cuadrado en un tiempo muy breve.
El mundo que conocemos cambia a pasos agigantados. Y el problema que se plantea en un futuro cercano es si podremos o no gestionar un enorme problema que nunca antes ha acechado a la especie humana. Actualmente, como siempre ha sido desde que el ser humano ha pisado el planeta Tierra, vamos solucionando los problemas con cierta solvencia. Lo que falta por ver es si seremos capaces de seguir haciéndolo cuando la naturaleza diga basta.