La economía española ante una encrucijada

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02 dic 2020 / 08:06 h - Actualizado: 03 dic 2020 / 16:33 h.
"Economía","Crecimiento económico","Editorial"
  • Pedro Sánchez y Nadia Calviño. / EFE
    Pedro Sánchez y Nadia Calviño. / EFE

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo económico (OCDE) pronostica un batacazo económico en España que solo será superado por el de Argentina. Los países más desarrollados están pasando un mal momento (el PIB de Alemania bajará un 5,5 por ciento; un 9,1 por ciento el de Francia; Grecia sufrirá un desplome del 10,1 por ciento; Corea tan solo del 1,1 por ciento y el único país estudiado que logrará crecer será China que sumará un 1,8 por ciento a su PIB), pero la caída de España es más que preocupante. Hablamos de una contracción del 11,6 por ciento.

Por otra parte, la OCDE prevé un subida del PIB durante 2021 que llegará al 5 por ciento, y eso representa un recorte de 2 puntos sobre las previsiones del Gobierno del España. En 2022, el PIB crecerá el 4 por ciento. Dicho de otro modo, hasta 2023 España no volverá a alcanzar el nivel pre pandémico.

Los confinamientos de otoño han vuelto a causar estragos. Porque aunque los ciudadanos no han estado encerrados en cada como ocurrió en primavera, los confinamientos han sido numerosos y se han producido en toda España.

España depende en gran medida del turismo. Depende alarmantemente de ese sector. Y, en septiembre, el número de turistas estaba un 87,1 por ciento por debajo del número del año anterior. El pago con tarjeta se desplomó un 65 por ciento en octubre. Es decir, los datos son desastrosos y arrastran al sector turístico, hostelero y, como si fueran fichas de domino, a todos los posibles. La demanda externa y el turismo son claves en la economía española y se han desplomado.

Por otra parte, el paro, el déficit y la deuda pública española se disparan. Todo está en peligro según la OCDE.

Se alarga la pandemia y con ello una situación económica delicada que está provocando que las empresas y las familias españolas se acerquen a una situación de insolvencia peligrosa y depresiva.

Es necesario que las ayudas europeas lleguen lo antes posible, que su distribución sea coherente y limpia, que todas las políticas que se instalen tengan sentido y que la corrupción no aparezca como suele ocurrir. España está ante una enorme encrucijada y todos nos jugamos el futuro más próximo y el de varias generaciones.