Al margen de una lectura que quiera encontrar en la anécdota una categoría, los resultados de las elecciones autonómicas catalanas deja claro que el PSC de Illa, efectivamente, ha regresado con fuerza para ocupar una posición de privilegio en el arco parlamentario catalán; y que el independentismo ha reforzado su situación cuando parecía que estaba en horas bajas.
La situación política en Cataluña sigue siendo un avispero. Los independentistas haciendo cuentas para que el número de votos supere el 50 por ciento, el PSC haciendo números para encabezar un tripartito que, a esta hora, parece misión imposible, Vox preparando una legislatura que dejará momentos tensos e interesantes, el PP sin poder remontar y culpado de sus males a Bárcenas, los Comunes enclenques inventándose que son la bisagra de no sabemos qué puerta, y Ciudadanos destrozado por completo. Volveremos a comprobar cómo el desgobierno y el frentismo respecto a Madrid sigue instalado en una Generalitat que no puede ser peor tratada.
En cualquier caso, los catalanes han votado y han señalado un camino. Ahora, son los políticos catalanes los que deben encontrar una fórmula con la que poder gobernar una Comunidad Autónoma que lleva demasiado tiempo al borde del abismo.