Editorial

La irresponsabilidad y la listeriosis

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01 oct 2019 / 06:49 h - Actualizado: 01 oct 2019 / 06:49 h.
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Según avanzan las investigaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según se van tomando medidas por parte del juez encargado del caso y según se avanza en el intento de esclarecer lo sucedido por parte de las Administraciones públicas, las dudas asaltan a los ciudadanos que ven cómo se puede producir una emergencia sanitaria de enorme magnitud con enorme facilidad.

Han sido más de 200 afectados, cinco abortos provocados y tres fallecidos. Se han conocido movimientos por parte de algunos de los detenidos que, sabiendo cómo era la realidad, parece ser que eligieron no pensar en la vida de las personas y sí en las cuentas bancarias propias.

La operación efectuada por la Guardia Civil hace unos días terminó con cinco personas detenidas. Una de ellas era el máximo responsable de Magrudis y, según el informe que obra en poder del juez, este podría saber desde febrero que sus productos estaban contaminados con listeria. Por supuesto, no se informó a la Junta de Andalucía ni al Ayuntamiento. Es decir, unas personas que comercializan productos susceptibles de provocar la muerte de las personas pueden decidir seguir adelante con cierta facilidad. Esto es algo del todo alarmante y la sensación de vulnerabilidad por parte de los ciudadanos se eleva hasta máximos.

Si bien es cierto que la mayor parte de los empresarios son personas responsables que no serían capaces de provocar una situación similar también lo es que la sencillez con la que puede ocurrir algo grave se dispara si una empresa está en manos de un desaprensivo.

Si bien es cierto que los empresarios quieren y deben ganar dinero para poder generar empleo y riqueza también lo es que la inmensa mayoría no cruzaría, de ninguna de las maneras, la frontera que separa el negocio del bien común. La acción de uno de ellos no puede ser la referencia para medir la labor de un colectivo completo que ha demostrado sobradamente una enorme profesionalidad y sentido del deber con la sociedad.

Si bien es cierto que la inmensa mayoría de empresarios son decentes también lo es que uno de ellos puede perder los escrúpulos y decidir que es más importante lo suyo que la vida de los clientes.

Por ello, es necesario que se depuren responsabilidades, en la empresa Magrudis y en las administraciones públicas si las hubiese, para evitar que esto ocurra con tanta facilidad y una próxima vez. Está claro que algo ha fallado en los controles, en la coordinación entre Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Sevilla; que las disfunciones que se han producido deben solventarse lo antes posible, que los asuntos políticos no pueden mezclarse con las urgencias de este tipo. Y está claro que una empresa es algo muy serio y muy importante que no puede estar en manos de cualquier irresponsable.