El Tribuna Europeo de Derechos Humanos es especialmente exigente al aceptar límites en la libertad de expresión de las personas. Y, sin embargo, en España el marco regulatorio es de los más severos de la Unión Europea. El desequilibrio es absoluto.
La libertad de expresión resulta esencial para comprender las democracias occidentales que se construyen sobre algunas libertades colectivas e individuales tenidas por cosa casi intocable. La libertad de expresión se encuentra en esa zona de importancia. Por tanto, hablamos de uno de los pilares fundamentales de las sociedades modernas.
El encarcelamiento de Pablo Hasél vuelve a reabrir el debate y, desde luego, pone de manifiesto la necesidad de una legislación especialmente clara y precisa que, además, sea reflejo de las demandas de los tiempos presentes. Hasél ha sido juzgado y condenado por enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona y las instituciones del Estado. Sin duda las letras de las canciones de este sujeto pueden resultar insultantes para muchos y, de forma muy dolorosa, para las víctimas del terrorismo. Dolosoras, desagradables y excesivas. Pero también es cierto que son muchos los que ven en esas canciones el ejercicio de libertad de expresión necesario para que el artista manifieste su forma de entender las cosas; un ejercicio que no puede eliminarse o coartarse de ninguna de las maneras.
El Gobierno de Pedro Sánchez quiere que, efectivamente, la legislación se adapte a la modernidad y anuncia reformas. Pero, como ya es costumbre si hablamos de este Gobierno de coalición, el PSOE toma un camino y Unidas Podemos otros distinto. Por tanto es imposible un debate coherente, profundo y necesario. Al contrario, la sensación que queda es que se intenta una solución de saldo para contentar a un sector de los votantes muy concreto, un sector que incluye a los que ayer volvían a incendiar las calles de las ciudades catalanas. Sin embargo, estos asuntos son muy delicados y cualquier frivolidad política no tiene cabida en una reforma de esta importancia. Es esencial que se hagan las cosas bien y que, así, sean eficaces, duraderas y ajustadas a lo que la sociedad española necesita. Unidas Podemos busca despenalizar lo que encuentra a su paso. El PSOE va en busca de acotaciones en las restricciones y en las consecuencias. Cada uno por su cuenta. De este modo, parece imposible que el resultado sea el deseado. De nuevo, el tacticismo político ordena la realidad de este Gobierno.