No es tiempo de enfrentamiento porque eso distrae la atención y la batalla contra el coronavirus solo se puede ganar estando unidos. En España y fuera de España. Del mismo modo que el problema es global, la solución solo puede ser la de todos. Es por ello por lo que la carrera en busca de vacunas contra el Covid-19 no puede convertirse en una muestra clara de rivalidad entre países. Los europeos tenemos que llegar a la misma meta que Estados Unidos o China. Es decir, solo hay una línea de llegada.
China es una de las dos mayores potencias económicas del mundo. La otra es Estados Unidos. Y no pueden rivalizar hasta el punto de romper relaciones que, ahora más que nunca, deben tener el único objetivo de ganar al coronavirus. Además, lamentablemente, Estados Unidos está llamado a convertirse en el próximo epicentro de la pandemia y eso significa que tendrá que aceptar ayudas de cualquier país del mundo aunque sean rivales económicos y militares. En España ya sabemos que las cosas empeoran mucho, a gran velocidad, y Trump no lo ve aunque lo terminará comprobando desgraciadamente. Necesitará ayuda para que su pueblo salga adelante.
Se equivoca Trump al dejar en los huesos la estructura diplomática que mantiene la comunicación con China; se equivoca el presidente norteamericano cuando se refiere al Covid-19 como ‘ese virus chino’ puesto que es algo que no recomienda hacer la OMS desde hace decenas de años para evitar explosiones xenófobas o racistas. Los chinos tampoco están haciendo nada para convertir las circunstancias en favorables. Parece que la guerra económica pesa más que algo tan vital como parar la pandemia en el mundo entero.
Chinos y norteamericanos deben unirse al movimiento solidario que se impone en el mundo entero y unir esfuerzos en la búsqueda de una vacuna o alguna otra solución a corto plazo que sirva para ganar el tiempo necesario para que esa búsqueda de la vacuna sea un éxito.