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Fotografía: EFE
El objetivo es bien claro y debería ser único para todos los políticos españoles. Pero no es así. Evitar una segunda oleada de la Covid-19 y enfrentar con ciertas garantías la crisis económica más brutal de los últimos 100 años debería ser una meta clara y común. Aunque está primando, como de costumbre en España, el interés partidista.
El documento con las conclusiones de la comisión de reconstrucción que se ha elaborado en el Congreso de los Diputados no tiene demasiados apoyos. Solo C’s y no a la totalidad del informe. Y esto resulta sorprendente después de ver como empresarios, sindicatos y Gobierno de España, pactaban asuntos esenciales para activar la economía del país.
Los políticos españoles deben entender, de una vez por todas, que los Presupuestos generales del Estado tendrán que aprobarse lo antes posible; que las renovaciones de cargos en los órganos constitucionales es fundamental para regresar a lo que deberíamos seguir siendo, que están obligados a realizar su trabajo. Ante la incertidumbre que reposa sobre nuestra realidad, la única forma de hacer política es buscando un futuro claro para España, es dialogando y respetando las reglas democráticas. La bronca política a la que nos tienen acostumbrados los diputados es vergonzosa e innecesaria.
La comisión de reconstrucción, a pesar de todo, tal vez haya marcado la pauta a una forma de hacer política. Se ha discutido sobre los asuntos esenciales porque no todos pensamos igual, pero se ha discutido en busca de soluciones. La ausencia de Vox ha facilitado las cosas.
Habrá que esperar para saber si los acuerdos al margen de la política hacen reaccionar a los que, de momento, han demostrado que están muy lejos de saber solucionar un problema.