La pandemia es cosa de todos los países del planeta

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29 abr 2021 / 20:50 h - Actualizado: 29 abr 2021 / 20:57 h.
"Vacunas","Editorial","Pandemia","Coronavirus"
  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

India vive una situación epidemiológica tremenda que está costando miles de vidas. Más de tres mil diarias. Y cientos de miles de contagios. Se han llegado a sumar, en una sola jornada, algo más de 350.000. Las piras funerarias en plena calle forman parte del escenario cotidiano en grandes ciudades y pueblos de todo el país. Es estremecedor ver las imágenes que llegan desde el gigante asiático, cómo tienen que recibir el oxígeno los enfermos (si es que hay disponible) y la híper saturación de los centros sanitarios apabulla a propios y extraños.

Todo parece indicar que una variante del SARS-CoV-2 aparecida en ese país es la predominante y es capaz de contagiar con más rapidez, acumulando, además, enorme carga viral en los enfermos. Y todo indica que la toma de decisiones por parte del presidente indio; Narendra Modi, un populista que ha permitido una relajación excesiva entre la población buscando réditos electorales; ha sido un auténtico desastre. Los test de diagnóstico son escasos y no existe una estadística trasparente sobre los enfermos y muertos que se acumulan por todos los rincones del país. Los datos que se manejan podrían ser erróneos y mucho peores.

Desde todo el planeta, es necesario que se envíen materiales sanitarios y vacunas para detener una ola brutal que afecta a uno de los países más poblados del mundo. Estamos hablando de un territorio con 1.366 millones de almas y un sistema sanitario muy deficiente.

Es paradójico que India sea el mayor fabricante de vacunas del planeta y que solo un 10 por ciento de su población haya sido vacunado hasta este momento. Y es evidente que la vacunación de los seres humanos de todo el mundo es prioritaria para los países más ricos. En Occidente el reto actual es lograr igualar el ritmo de vacunación en todo el mundo. De no ser así, se pueden producir situaciones muy peligrosas para todos. Las variantes del coronavirus que se hagan más fuertes frente a las vacunas existentes pueden convertirse en un auténtico desastre. Por supuesto, moralmente es inaceptable que solo unos puedan vacunarse y otros estén condenados a vivir una pandemia eterna. Y, desde luego, médicamente sería una torpeza no plantear la vacunación global como el único remedio posible. La aldea global lo es para lo bueno y para lo malo.

Urge tomar medidas y aplicarlas.