La tercera ola y la fatal gestión política

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10 ene 2021 / 11:39 h - Actualizado: 10 ene 2021 / 11:44 h.
"Editorial","Coronavirus"
  • La tercera ola y la fatal gestión política

No queda mucho para que se cumpla un año desde que irrumpió con brutalidad en nuestras vidas el SARS-CoV-2. Más de dos millones de contagios, cerca de 80.000 muertos y decenas de miles de personas que han sido hospitalizadas. Muchas de ellas arrastrarán secuelas gravísimas durante una buena cantidad de tiempo. Y no parece que hayamos aprendido nada.

Los políticos están demostrando que son incapaces de gestionar uno de los retos más importantes de los últimos 150 años. Para hacer frente a este tipo de cosas es necesario una gran inteligencia, una empatía fuera de lo normal, una capacidad de gestión abrumadora y un liderazgo que no genere una sola duda. Esta claro que, actualmente, en España esto es pedir imposibles. Los mensajes que nos envían los políticos son confusos y, muchas veces, contradictorios; las medidas que toman llegan a destiempo y suelen ser insuficientes; el interés político personal se coloca por encima del bien común; todo parece un mal chiste.

Estamos inmersos en una tercera ola que supera ya a la segunda y parce que pudiera ser más letal incluso que la primera. La segunda ola llegó con unos niveles de contagio muy bajos. Esta ha llegado con esos mismos niveles disparados. Y los políticos no han sido capaces de tomar medidas para evitar que las tradiciones pudieran empeorar las cosas. La ciudadanía, por su parte, dadas las circunstancias ha tomado decisiones dudosas como no podía ser de otra forma ante tal desbarajuste. La Navidad va a pasar una factura terrible.

Se nos dijo que habíamos vencido en virus tras la primera ola; que era necesario hacer vida normal porque, de otro modo, el país se hundiría en la miseria. Se nos ha dicho que la cosa está controlada y que las vacunas serán la solución. Pero ni se ha vencido al virus en ningún momento, ni se ha podido hacer vida normal, la ruina ha llegado sin contemplaciones; y las vacunas que han llegado se están administrando lentamente y, a veces, entre irregularidades. Mientras, las personas siguen enfermando y muriendo y eso es lo que cuenta por encima de todo lo demás.

El Gobierno de Israel que preside Benjamín Netanyahu ha puesto desde el primer momento la vida por delante de los intereses económicos. Si bien es cierto que la religión ha sido fundamental para que en Israel estén confinados por tercera vez (con 3.000 contagios diarios), son el país con mayor índice de vacunación del mundo y las decisiones se toman con seguridad, sin dudar que la vida de las personas es lo más importante. Tal vez sería necesario echar un vistazo fuera de nuestras fronteras y aprender algo de una vez por todas.