En plena crisis económica, es necesario que el tejido empresarial español sea lo más potente que permitan las circunstancias, que el uso de nuevas tecnologías sea una constante en el que se apoyen todos y cada uno de los movimientos que se realicen en las empresas españolas. Porque, actualmente, se compite con empresas del mundo entero y el reto que está planteado alude a todos y cada uno de los países del planeta. Y, para ello, España ha de poseer una red financiera solvente y capaz de aguantar las exigencias del mercado por fuertes que sean.
La posible fusión de CaixaBank y Bankia es una excelente noticia para casi todos. Solo en la izquierda radical, con Podemos a la cabeza, se sienten inquietos y preocupados por el resultado de la operación. Es esa una actitud incomprensible dados los tipos de interés bajísimos que soporta el mercado financiero y la regulación excesiva de los capitales en todo el mundo. Solo la solvencia de esas dos entidades unidas y el aporte de una gestión excelente por parte de la entidad catalana, pueden hacer que nuestro sistema financiero mejore en todos los aspectos.
La entidad resultante de esta fusión llegaría a los 650.000 millones de euros de valor, siendo CaixaBank el socio mayoritario y más potente de la nueva entidad. Con ese volumen, el nuevo banco tendrá la posibilidad de hacer frente a cualquier proyecto nacional o internacional con el que tenga que enfrentarse para aportar sus servicios.
El desafío para la banca se extiende por todo el planeta y esta será, sin duda, la primera de las fusiones que se irán produciendo en los próximos tiempos. Las entidades más pequeñas no podrán seguir adelante solas.