Ya lo advertía ayer mismo la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño: los datos sobre desempleo son desastrosos. A la falta de un repunte en la actividad económica en este primer trimestre del año 2021 se une, inevitablemente, un aumento de las cifras de desempleados, de los empleos destruidos y un descenso de casi 71.000 afiliados a la Seguridad Social.
España sobrepasa los 4 millones de personas en situación de desempleo y esa cifra es una especie de barrera sicológica que no se superaba desde el año 2016. Las alarmas suenan sin descanso en los sectores de la sociedad más castigados puesto que intuyen un futuro incierto y gris. No hay que olvidar que detrás de las cifras de desempleados se encuentran las personas afectadas que viven una tragedia de grandes dimensiones en casi todos los casos. En concreto, son 44.436 personas más las que se suman a esas listas tan dolorosas.
Por otra parte, las personas incluidas en ERTE’s casi alcanzan el millón. Hay sectores productivos que presentan datos extravagantes al respecto. Por ejemplo, las empresas dedicadas al alojamiento tienen al 63 por ciento de sus afiliados en un ERTE o las agencias de viajes que han incluido al 57 por ciento. Más de la mitad de los trabajadores de algunos sectores están en casa recibiendo el subsidio correspondiente mientras la situación de la economía española no apunta a una clara recuperación. Habrá que esperar que las campañas de vacunación que se desarrollan en las Comunidades Autónomas progresen adecuadamente y hagan posible que el sector turístico, y todo lo que arrastra con él, despeguen de una vez por todas.
La situación es delicada y en el Gobierno saben que las cosas podrían empeorar mucho más. Llega el momento en el que acaban las moratorias en pago de alquileres, los pagos de créditos ICO, las quiebras seguras de empresas... Las asociaciones de autónomos calculan que serán cerca de 300.000 autónomos los que tengan que abandonar su actividad definitivamente. Los números son alarmantes aunque tampoco ayuda que el Gobierno cargue el peso de las ayudas directas a las empresas sobre las Comunidades Autónomas y no sea capaz de definir cómo se distribuirán los 11.000 millones de euros prometidos en ayudas.
Solo el sector de la construcción ha logrado crear empleos y eso, para un país como España, es demasiado poco. El modelo productivo español es híper dependiente del turismo y de la hostelería, y mientras no se pongan en marcha esos sectores o se cambie ese modelo para dar entrada a sistemas productivos en pleno auge, como es el de las energías renovables, el problema será recurrente y muy difícil de solucionar.