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Pablo Iglesias. / EFE
En pleno proceso negociador entre Unidas Podemos y PSOE, aparecen problemas en el seno de la formación política liderada por Pablo Iglesias. Problemas graves que pueden complicar las cosas en Podemos.
José Manuel Calvente, que era Delegado de Protección de Datos de Podemos, ha sido destituido y acusado de acoso sexual. Ahora, Calvante denuncia irregularidades en la protección de datos y sobresueldos en negro, entre otras cosas. Por otra parte, otra persona despedida, la responsable de Cumplimiento Normativo de Podemos, Mónica Carmona Segura, habla de «irregularidades muy graves que podrían comprometer seriamente al partido como entidad jurídica desde un punto de vista penal, administrativo y reputacional». Todo esto no es poco y la gravedad podría ser demoledora.
Sin duda es pronto para dar por buenas las acusaciones y los argumentos de defensa de las partes implicadas en el conflicto. Habrá que esperar a que se vayan aclarando las cosas. Seguramente, en los juzgados. Pero es indiscutible que Pablo Iglesias se encuentra con acusaciones gravísimas que hacen pensar en contabilidades B, en lo que él siempre llamó casta, en las cloacas de un partido político que defiende justo to lo contrario y en muchas de las cosas que él ha criticado con vehemencia desde siempre.
Si las acusaciones que Calvante y Carmona vierten sobre Podemos son ciertas, la implosión en la formación morada está garantizada. Y sería una muestra más de algo que resulta terrible para España: la corrupción y la mediocridad en la política española son males endémicos. A la derecha y a la izquierda del arco político nacional. Sería un verdadero escándalo que el partido liderado por Pablo Iglesias traicionase todo aquello por lo que apareció en la escena política española.
Es pronto y habrá que esperar a saber cómo se desarrollan los acontecimientos. Veremos.