Pablo Iglesias y la libertad de prensa que él no quiere

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18 feb 2021 / 13:36 h - Actualizado: 18 feb 2021 / 13:41 h.
"Periodismo","Editorial"
  • Pablo Iglesias. / EFE
    Pablo Iglesias. / EFE

Pablo Iglesias insiste, una vez más, con la idea de poder instrumentalizar la supervisión pública de los contenidos informativos de los medios de comunicación. La novedad es que, esta vez, lo hace desde su puesto de vicepresidente segundo del Gobierno de España, lo que resulta mucho más inquietante.

Esto es algo que no admite discusión alguna, ni debate. Sería un atentado contra la libertad de prensa y contra la libertad de expresión. Es bueno recordar que al mismo tiempo que pedía que se hiciera realidad esta idea disparatada para una democracia plena y moderna, estaba pidiendo la libertad de Pablo Hasél en nombre de la libertad de expresión.

Parece ser que lo que dicen los medios de comunicación sobre él mismo o sobre sus compañeros de partido y allegados, no agrada al señor Iglesias. Por ello no parece casualidad que diga estas cosas justo cuando a Juan Carlos Monedero se le imputa en el caso Neurona. Por si era poco, esta petición de control sobre los medios la hizo desde su asiento en el Congreso de los Diputados. Más grosero no puede ser el uso que hace el señor Iglesias de su cargo y de los medios que se ponen a su disposición por formar parte del Gobierno.

Lo intenta desde hace tiempo. De hecho, ya logró introducir en la Ley de Seguridad Nacional instrumentos de vigilancia para evitar la ‘desinformación’. Y no han faltado los señalamientos de periodistas y medios de comunicación sobre los que se ha ejercido enorme presión y acoso.

Las críticas aludiendo a esas cloacas infectas (en las que se incluyen a los medios de comunicación) que debe tener el Estado según dice el vicepresidente segundo, son la clara muestra de su profundo sentir democrático. El totalitarismo que impregna la ideología de este político solo se puede contrarrestar desde la prensa, la radio o la televisión. Solo desde la libertad sin control por parte de los partidos políticos o del propio Estado, los ciudadanos pueden recibir la información que necesitan para formar su propio criterio.

Los medios de comunicación no forman parte del Estado. Son parte de la sociedad civil. Y garantizan una información tan necesaria como odiada por el señor Iglesias. Cualquier forma de control sería un retroceso en el campo de las libertades colectivas e individuales que no nos podemos permitir.