- Salvador Illa. / EFE
Salvador Illa deja la cartera de Sanidad para ser el candidato en las próximas elecciones a la presidencia de la Generalitat.
El tacticismo político de Pedro Sánchez no parece tener límite alguno. En pleno desarrollo exponencial de la pandemia cambia al ministro de Sanidad que ha tratado de gestionarla desde el primer día. Parece que en Moncloa es más interesante un buen resultado en Cataluña que terminar lo mejor y lo antes posible con la Covid-19, con el mayor problema sanitario de los últimos cien años en el mundo entero. Habrá que suponer que Sánchez no considera imprescindible, o ni siquiera necesario, a Illa en Madrid. La política de usar y tirar se impone con Pedro Sánchez; la nueva política ha resultado ser un paquete de pañuelos de papel. El marketing se ha hecho fuerte en las trincheras políticas y todo se ordena a su alrededor.
El panorama ante el cambio en la cartera de Sanidad (un Ministerio que parecía tranquilo hace unos meses y que ha sido una montaña rusa desde el 14 de marzo pasado) es demoledor. Carolina Darias llega al mismo tiempo que la tercera ola de Covid-19; comienza la campaña de vacunación más extraordinaria de la Historia; la presión hospitalaria es feroz puesto que no hemos acabado con la segunda ola, y, por si era poco, llega una ministra nueva que tendrá que enterarse de cómo van las cosas durante un tiempo.
El valor de las vidas no es el mismo que el de los votos. Desde luego, eso está quedando más que claro.