Las experiencias en nuestra sociedad hacen pensar que existen muchos delincuentes difíciles de reintegrar y algunos que hacen casi imposible cualquier intento de restitución. El artículo 25.2 de la Constitución dice que las penas deben estar orientadas a la reeducación y a la reinserción social por lo que estamos comprometidos y obligados a intentar, siempre que sea posible, que los delincuentes tengan segundas oportunidades en la sociedad española.
Lo cierto es que dos tercios de las personas que han estado presas no vuelven a delinquir una vez que están fuera de la prisión. Del mismo modo es cierto que los delincuentes de carácter sexual tienen un peor diagnóstico para su reinserción. Estos son datos de Instituciones Penitenciarias que realizó un seguimiento de 14.000 presos durante 12 años hasta 2017.
Hemos conocido recientemente la confesión del ‘violador del ascensor’, un hombre que ya fue condenado por dos asesinatos y casi veinte violaciones. Él mismo reconoce que es incapaz de controlar sus impulsos criminales. De hecho ha vuelto a cometer agresiones sexuales por las que se le juzgaba estos días atrás.
Es necesario recordar un dato más que importante: los presos condenados por agresiones sexuales pueden acceder a terapias en prisión. Menos de un 3 por ciento de los reclusos que, voluntariamente, acceder a esas terapias vuelve a cometer un delito de carácter sexual. Estas terapias son, siempre, voluntarias.
Es necesario recordar, también, que el ‘violador del ascensor’ salió de la cárcel junto a los terroristas de la banda criminal ETA al derogarse en Estrasburgo la doctrina Parot.
Es necesario que los legisladores encuentren la fórmula con la que no se repitan estos casos. Tal vez tengan que obligar a algunos reclusos a tratar sus problemas con terapias adecuadas, tal vez la solución sea aplicar la pena de prisión permanente revisable sin complejos. Aunque el artículo 25.2 de la Constitución determine el objetivo final de las penas, si existen casos imposibles, parece obligado no poner en peligro a los ciudadanos dejando en libertad a delincuentes eternamente reincidentes.