Trump desequilibra la balanza peligrosamente

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04 jun 2020 / 06:00 h - Actualizado: 03 jun 2020 / 18:04 h.
"Editorial","Donald Trump"
  • Donald Trump. / EFE
    Donald Trump. / EFE

Es muy posible que Donald Trump tenga el dudoso honor de ser el peor presidente de los Estados Unidos de América de los últimos 150 años. Y algo tan grave y tan negativo para el mundo entero, en situaciones como la actual, se convierte en una bomba de relojería. Hoy, un espectador cualquiera, podría pensar que China (un país dictatorial que tiene muy limitades las libertades de sus ciudadanos) es un país maravilloso y que Estados Unidos es el caos y un peligro. Trump insiste en empeorar la situación.

El próximo 3 de noviembre se verá las caras en las urnas con Joe Biden. Donald Trump se presentará (ya lo comienza a hacer) como el garante del orden, de la ley y de Dios, como ese brazo de hierro que conviene tener al frente para que las cosas estén en orden. Aprovecha que su país se incendia, que se ha visto obligado a desplegar unidades del ejército, que se producen saqueos que contagian otros territorios y que se ha tenido que imponer el toque de queda como elemento disuasorio y excusa para detener la revuelta de una forma u otra; aprovecha para disfrazarse de gran estadista y salvador de la patria norteamericana. Aprovecha eso aunque es incapaz de solucionar el problema de fondo (es verdad que este es un asunto muy antiguo y que ningún presidente ha sido capaz de afrontar con éxito). No puede ser que el 13 por ciento de la población (afroamericanos) sea el 33 por ciento de la población carcelaria y el 23 por ciento de las víctimas mortales a manos de la policía. Estos son datos catastróficos que hablan por sí mismos y dicen mucho de la situación que vive un grupo numerosísimo de personas (fuente: Pew Research Center)

Sin embargo, lejos de ser el salvador de nada ni nadie, Donald Trump mantiene el sistema político de su país en tensión, embarullado, correoso; mantiene la sociedad norteamericana hecha añicos que van de un extremo ideológico a otro dejando las zonas centrales casi desiertas. La situación a la que se enfrenta Donald Trump solo podría solucionarla con ciertas garantías un político más experimentado, más emocionalmente estable, más preparado intelectualmente. Estamos hablando de más de 40 millones de parados (casi la población española al completo); estamos hablando de una gestión de la pandemia que sigue en marcha y acumula más de 100.000 muertos; y de una crisis sin comparación posible.

El mundo se desequilibra por momentos. La pandemia sigue activa, la crisis económica que llega tiene un aspecto más que amenazador y Trump parece que no podrá continuar en el cargo. Esperemos que no estropee más las cosas y convierta la política internacional de su país en un auténtico desastre. Lo que sucede en Estados Unidos afecta a todos los países del mundo. Gustará más o menos, pero es una realidad que conviene asumir.