Trump y la pena de muerte, a un mes de dejar la Casa Blanca

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16 dic 2020 / 07:00 h - Actualizado: 15 dic 2020 / 14:30 h.
"Editorial","Donald Trump"
  • Trump y la pena de muerte, a un mes de dejar la Casa Blanca

El tramo final de la presidencia de Donald Trump está siendo entre terrible y peligroso. No solo ha señalado a la democracia como causa principal de las trampas de sus adversarios, de trampolín para fraudes y de ser un oscuro mundo en el que todo lo detestable puede ocurrir (no ha podido presentar una sola prueba que pudiera demostrar que las acusaciones que ha vertido sobre el proceso electoral son ciertas); no solo está destrozando la credibilidad de las instituciones norteamericanas; es que, además, Trump ha acabado con la moratoria que se ha mantenido (hasta el mes de julio pasado) en vigor durante más de tres lustros respecto a las ejecuciones de presos condenados a muerte en el circuito federal.

Trump ha consentido más muertes que ningún otro presidente de Estados Unidos en los últimos cien años. Lo más tenebroso es que 13 de ellas se han producido desde julio hasta hoy.

Del mismo modo que los gobernadores de los Estados pueden conmutar la pena de muerte como medida de gracia, el presidente puede hacer lo mismo en el caso de los presos que cumplen su pena en prisiones federales. Son 50 aproximadamente. Sabiendo que dejará de ser presidente en un futuro inmediato, no parece la mejor idea permitir ejecuciones y más sabiendo que el presidente entrante es contrario a la pena de muerte.

Las democracias del mundo entero, en su inmensa mayoría, han abolido la pena de muerte. Trump ha hecho uso de ella de forma brutal e inexplicable.

Donald Trump comenzó su mandato intentando cambiar las reglas del juego y convirtiendo la sociedad estadounidense en un verdadero avispero. Y está acabando del mismo modo. Sin duda pasará a la historia por sus excentricidades o sus injusticias, y no por su capacidad para soportar el peso de un país como es el suyo.