Un 12 de octubre apagado

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13 oct 2020 / 07:27 h - Actualizado: 13 oct 2020 / 07:29 h.
"Editorial"
  • Un 12 de octubre apagado

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Se ha celebrado la festividad del 12 de octubre entre muchos grises y en un ambiente en el que todo lo ordena la crisis sanitaria, económica y social. Aunque se suma otra de carácter institucional que protagoniza parte del propio Gobierno con sus ataques a los estamentos judiciales y, especialmente, a la Corona.

El Gobierno de la nación ya se puede declarar indigente en cuanto a lealtad institucional se refiere y, por otra parte, y sabemos que la situación de la política española es de ruina absoluta. Se vive una la falta de un liderazgo fiable que hace imposible una convivencia tranquila, sin crispación.

El bochornoso espectáculo que da a diario el vicepresidente segundo del Gobierno de España, Pablo Iglesias, es insólito. Sus ataques a los jueces y al Rey Felipe VI suponen una vergüenza nacional, un disparate que arrasa con la lealtad prometida a la Corona al tomar posesión del cargo. La hostilidad de Iglesias es de gran envergadura y resulta inexplicable si no se recurre a la idea del odio y la revancha estúpida. Prefiere Iglesias pactar y hablar con independentistas y nacionalistas, con los que apoyan el terrorismo pasado de ETA. Ese es el vicepresidente segundo del Gobierno de España.

Ayer, la festividad del 12 de octubre quedó deslucida y triste, pero el sentimiento de millones de españoles es favorable a la unidad de España y a una continuidad de la Casa Real que siga aglutinando los intereses nacionales. Los españoles dicen, mayoritariamente, no a la forma de entender las cosas de políticos mediocres que se encuentran en posiciones de poder gracias a un azar que juega una mala pasada a España desde hace unos meses.