Una Feria «esplendorosa», así la han calificado desde el Ayuntamiento de Sevilla. Pocos incidentes, lleno en los hoteles, una meteorología suave, respiro económico, funcionamiento ejemplar de los medios de transporte y sin averías en la infraestructura es el balance de la feria más positiva de cuantas han vivido los sevillanos en los últimos años. Solo las botellonas en Los Remedios y la incautación de una partida de comida caducada con destino a las casetas de los distritos, que no llegó a intoxicar a nadie, son los puntos negativos de esta semana de fiesta.
La Feria de Abril de Sevilla de 2015, en sus dos vertientes, la de expresión cultural y la de negocio, ha cubierto con creces las expectativas. Siempre más rentable que la Semana Santa, lo que ocurre dentro del Real invade todos los ámbitos de la ciudad. El impacto económico, según ha manifestado el Gobierno local, es de casi 700 millones de euros, duplicando el de Semana Santa. Los gastos directos que genera –aquellos que provienen de las arcas municipales–, o los indirectos –los que aportan los visitantes–, se ven engordados por los llamados efectos inducidos, que engloba a lo que está relacionado con la Feria (trajes y complementos, hostelería, restauración, etc.).
Las implicaciones turísticas y económicas de las fiestas de la primavera de Sevilla suponen, por tanto, las de mayor trascendencia para la capital andaluza. Por lo que el despliegue de medios para garantizar el bienestar y la seguridad en estos días está sobradamente rentabilizado. Más de 3.000 efectivos de la Policía local y nacional, bomberos y sanitarios han estado movilizados con el plan especial de Feria, a los que se suman los operarios del sistema de limpieza. Una actuación muy eficaz que solo se ha visto mermada por la necesidad de que Movilidad erradique de una vez por todas el problema de la botellona. La movida es, de nuevo, la protagonista, incluso en los días grandes de la ciudad.