Pedro Sánchez abre consultas sobre Montero y sopesa el futuro del PSOE de Andalucía

Algo ha cambiado en el PSOE en las últimas horas. La opción de María Jesús Montero vuelve a estar sobre la mesa y además con más fuerza que nunca. Pedro Sánchez ha empezado a consultar a personas de su máxima confianza sobre cómo verían que la vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta del Gobierno sea quien finalmente plante batalla a Juanma Moreno en Andalucía. Esos movimientos, que hace en soledad el presidente del Gobierno, confirman que será él quien tenga la última palabra sobre la fórmula que dará una solución al liderazgo del partido en Andalucía. El mensaje es que no lo tiene nada de claro.

Hace ya mucho tiempo que se sabía que Pedro Sánchez tendrá la última palabra. Montero todavía no ha recibido ninguna indicación. Sin embargo sí es consciente de que puede que su secretario general la llame y le diga que le va a tocar encargarse en primera persona del bastión andaluz. Si eso ocurre, la socialista sevillana asumirá el encargo. Ella no quiere, eso viene trasladando, pero también Manuel Chaves fue un candidato “a palos”, vino obligado desde el Consejo de Ministros, y ocupó la presidencia de la Junta 19 años.

Solo los susanistas, que esperan para volver a la primera línea tras años arrinconados en el partido, advierten de que no están de acuerdo con la figura de Montero. Para el resto es un nombre incontestable. Quienes no creen que sea la persona idónea aseguran que hay muchos factores en su contra. Carga la mochila de haber formado parte de los gobiernos de los ERE en Andalucía y ha firmado el acuerdo con ERC y Junts para una financiación singular a Cataluña.

Con todo, es la persona que ahora mismo tiene más capacidad de movilización del electorado de izquierdas en Andalucía. La última campaña de las generales asumió el protagonismo en la comunidad andaluza y logró sacar a los votantes socialistas de la indiferencia. Ella juega un papel muy parecido al de Pedro Sánchez. Su figura solivianta de forma importante a los votantes de derecha y moviliza a los de la izquierda. "La reflexión sigue abierta", insisten los socialistas.

Su crecimiento en Madrid

Cuando el presidente del Gobierno se tomó unos días de reflexión tras las acusaciones contra su esposa, Begoña Gómez, fue Montero quien tomó las riendas. Eso motivó que muchos la miraran como la persona capaz de suceder a Sánchez si de verdad cumplía con su amago de dimisión. Nunca hasta entonces se había barajado con tanta claridad la posibilidad de una retirada del presidente del Gobierno. Ese escenario ha quedado ahora descartado. Sánchez insiste en que optará a la reelección y a un nuevo mandato, aunque en la política en tiempos líquidos es un terreno imposible para hacer cábalas o futuribles.

Como ayer avanzó este periódico, la Operación Alegría, designando a la ministra de Educación Pilar Alegría como candidata en Aragón, permitió a muchos socialistas andaluces reclamar que se siguiera el mismo camino con Montero en Andalucía. La sorpresa fue que, tras haber quedado totalmente descartado, esa posibilidad lejos de ser cercenada desde la dirección federal y el entorno de Pedro Sánchez, empezó a tomar vuelo. Incluso se deslizó que estuvo a punto de ocurrir en la víspera del Comité Director del viernes pero que el presidente sigue sin tenerlo del todo claro. Espadas lleva días transmitiendo que solo si viene Montero se retirará sin hacer ruido.

Desde el Consejo de Ministros

El roto de Montero es Madrid es importante. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda es la principal escudera de Pedro Sánchez y quien asume buena parte de las negociaciones clave del Gobierno, inmersa ahora en el pacto para sacar adelante los Presupuestos. Hay dudas sobre una bicefalia en Andalucía pero ahora mismo, admiten fuentes del PSOE andaluz, sería lo más cómodo. Que venga Juanfran Serrano a encargarse de la secretaría general y que Montero sea designada candidata in pectore, o directamente asumir el PSOE andaluz siguiendo el modelo diseñado para Pilar Alegría, Diana Morant y Óscar López, pero sin tener que salir del Consejo de Ministros. Las elecciones andaluzas serán en 2026.

En el PP llevan mucho tiempo asegurando que Montero sería un regalo para ellos como cartel electoral, alegando que despierta un profundo rechazo en muchos andaluces. El mismo tiempo que llevan inquiriendo con avidez sobre si finalmente ella será la solución. El presidente andaluz ha jugado durante mucho tiempo a ningunear a Juan Espadas y medirse directamente con Montero como líder de la oposición. En el último cambio de Gobierno, que decidió a finales de julio, hizo cambios en la portavocía de su Ejecutivo optando por Carolina España, como consejera de Economía, con más colmillo que su antecesor y con capacidad para plantar cara a Montero en asuntos como la financiación autonómica.

Capacidad y liderazgo

La vicepresidenta del Gobierno de España ha crecido políticamente en Madrid. En Andalucía nunca tuvo un papel importante en clave orgánica. Fue una pieza importante como consejera de Sanidad y de Hacienda en los gobiernos de Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz, pero nunca se dedicó al partido. Cuando Pedro Sánchez la llamó para incorporarla al Consejo de Ministros muchos ya advirtieron de que empezaría a tener el protagonismo que en los últimos tiempos se le había negado en Andalucía. No se equivocaron. Su capacidad para hablar claro y sin amilanarse frente a nadie la ha convertido en una de las pocas personas que le dice a Pedro Sánchez lo que no quiere oír. Tiene piel de rinoceronte, es capaz de aguantar durísimas campañas de la oposición sin erosionarse en lo personal ni perder interés en su trabajo. En la última cena de la Asociación de Periodistas Parlamentarios en el Congreso, Montero volvió a ser distinguida con el Premio a la Mejor Relación con la Prensa. Sobre su futuro inmediato, calla. Ella dice que hay que ir pantalla a pantalla, aunque es capaz de tener muchísimas pantallas abiertas a la vez. Pedro Sánchez dirá y el PSOE andaluz aceptará. Y será en los próximos días.