Un mano a mano entre Suárez Japón y Manolo Sanlúcar como broche

El guitarrista flamenco deleitó a los participantes con su sabiduría como colofón al curso estival

Ezequiel García ezegarcia85 /
15 jul 2016 / 21:33 h - Actualizado: 15 jul 2016 / 21:36 h.
"Universidad Pablo de Olavide","Manolo Sanlúcar"
  • Manolo Sanlúcar, durante la conferencia ofrecida en la UPO en Carmona. / El Correo
    Manolo Sanlúcar, durante la conferencia ofrecida en la UPO en Carmona. / El Correo

Dicen de él que es uno de los mejores guitarristas del panorama flamenco actual. Le ha puesto música a obras de García Lorca o Miguel Hernández y sigue acariciando el bordón y la prima con un gusto exquisito. Como guinda al pastel del curso El flamenco y las bellas artes. Formación complementaria y bajo el título Mano a mano y suena la música. Un diálogo entre Manolo Sanlúcar y Juan Manuel Suárez Japón, comenzó con un leve retraso este diálogo socrático, debido a la expectación que el artista de 75 años levantó entre los numerosos asistentes.

Suárez Japón comenzó afirmando junto a Sanlúcar que «el dolor por la pérdida de un gran artista y de un gran amigo como fue Juan Peña El Lebrijano y, hace unas semanas, de Juan Habichuela es dura». Al hilo, Suárez Japón afirmó que «cuando se van personas como estas, se pierde mucho, sobre todo por la importancia de la tradición oral en el mundo del flamenco».

Manolo Sanlúcar comenzó esta ponencia afirmando que «cuando hablo de mi pueblo, Andalucía, se me viene a la mente la figura de mi padre, quien me transmitió ese amor, esa admiración por nuestra tierra, de tal manera que cuando hablaba de las gentes del flamenco parecían parte de mi familia». La figura paternal fue clave en su amor a este arte. Apenas con 14 años, toma la alternativa como guitarrista profesional gracias a Pepe Pinto y Pastora Pavón, La niña de los peines, y de la mano de un cantaor mayor de Alcalá, el Quija.

Cuenta como anécdota que Pavón le llamaba Gatito y que, en los camerinos de su marido, mientras Manolo Sanlúcar intentaba estudiar «ella me llamaba para que le tocara la guitarra y no me dejaba hacer los deberes, pero fue una época en la que la enseñanza que adquirí junto a ellos fue increíble».

Sobre la inquietud musical de cantaores como Lebrijano o Morente, «toda persona que hace música, si está vivo por dentro, intenta introducirse en ese misterio que tiene la música en sí».

Alabó la figura de Pepe Marchena, afirmando que «no estuvo muy aceptado por el flamenco jondo. Pero cuando él estaba en una reunión, todo el mundo callaba, pues su personalidad era genial, tenía un músico en su interior. Pero en nuestro mundo no se valora la improvisación, sino la interpretación fidedigna».

Siguieron los halagos a la figura de Marchena del que dijo que, si bien era analfabeto, «al hablar era doctor honoris causa de la lengua. Tenía una agilidad mental brutal. Como él no he conocido yo a otro igual». De hecho, en su lecho de muerte, en un dormitorio oscuro, Marchena dijo: «¡Mujer, no me quites la luz que me queda mucha oscuridad que ver!», frase que surgió agonizando «y que algún poeta se puede pasar semanas buscando una frase tan bella como esta».

Del pueblo gitano afirmó rotundamente que «llevan muchos siglos de sometimiento. Si querías ser un hombre culto tenías que estudiar la cultura del otro. Y cuando no eras estudiado, te tachaban de ignorante. Y así se ha visto este pueblo sometido siglos y siglos».

Sobre la transmisión de la cultura del flamenco indicó que «siempre fue de maestro a alumno. Folclore andaluz y flamenco bebían de las mismas raíces».

Pero dejó claro que el flamenco se diferencia «del resto de pueblos de occidente de forma única. La armonía no es la que crearon los griegos. Y de esa riqueza nos nutrimos los guitarristas flamencos. Pero no estudiando, sino de oído. Pero esto es también el hándicap del flamenco».

A POR LA TERCERA SEMANA

El consejero de Economía y Comercio inaugura este lunes un nuevo seminario sobre sindicato y universidad. Además, comenzarán otros siete cursos en los que se abordarán temas tan diversos como la ciencia forense, el coaching educativo, la traducción de textos, los trastornos en la conducta de menores, el arbitraje mercantil, la salud en el embarazo y el trabajo de los actores.