Ir a la cárcel tan solo por robar una cuña de queso en una tienda parece algo sin sentido, pero, escarbando un poco en la noticia, es lo que le ha pasado a un hombre en Castilleja de la Cuesta, que fue enviado directamente al juez tras robar tan solo un trozo de queso, pero fue un robo que trajo consecuencias que no se esperaban.
El germen de la historia hay que buscarlo en una tienda de la barriada Nueva Sevilla de esta localidad del Aljarafe. A la misma entró el ahora detenido, que, inicialmente, iba a hacer una serie de compras como cualquier otro cliente.
Con esa intención accedió al interior de la tienda, sin, aparentemente comprar nada, hasta que vio en uno de los mostradores la cuña de queso de la que, seguro, se va a acordar durante mucho tiempo.
Captado por las cámaras de seguridad
Seguramente no se dio cuenta, pero en las imágenes difundidas por las cámaras de seguridad de la tienda se le ve cómo se acerca a una zona en concreto donde está el trozo de queso en cuestión. La grabación muestra cómo se acerca, da conversación a una empleada de la tienda, y, en un momento dado, se introduce el queso en cuestión en el chaquetón que lleva puesto.
Con las mismas, sale de la tienda, pensando en que su robo no va a ser descubierto ni va a traer mayores consecuencias para su persona.
Sin embargo, cuando en el inventario se echó en falta el trozo de queso, los empleados acudieron inmediatamente a revisar las cámaras de seguridad, y en ellas se aprecia perfectamente todo lo que se recoge en el atestado de la Policía Local.
Conocido por la Policía
Cuando los policías locales vieron las imágenes al recoger la denuncia de los responsables de la tienda reconocieron al presunto ladrón, y solo hubo que esperar un poco para que fuese captado en un control policial, que se produjo en la vecina localidad de Bormujos.
Lo que se iba a quedar en un simple delito menor aumentó de categoría de forma sorpresiva, ya que cuando fueron introducidos sus datos en la base de datos policial, se descubrió que sujeto estaba siendo buscado por un juzgado de Sevilla, por tener una requisitoria en vigor para presentarse ante un juez, que le había intentando citar sin éxito hasta ese momento.
Por ello, fue detenido para ser puesto a disposición judicial cuanto antes, en una visita a los juzgados que comenzó por un simple trozo de queso que no pasaba de los diez euros de precio.