Cuentan las crónicas que la Virgen de la Soledad venía desde su santuario – fuera del núcleo urbano, en pleno campo – en rogativas. Muchas veces pidiendo lluvias. Hoy en día el santuario ya ha sido absorbido por el pueblo, y el motivo de su venida ha sido la celebración por la ratificación de su patronazgo. Pero aun así la Virgen ha querido que esta visita se adornase también con la deseada lluvia ante la pertinaz sequía. Chubascos que han hecho aún más extraordinaria la procesión triunfal, pospuesta desde la tarde del sábado a la mañana de este domingo.
Gloriosos han sido los días previos, desde el populoso traslado al concurrido triduo de acción de gracias, con el multitudinario besamanos incluido. Lejos de ser una tarde frustrada, la del sábado sirvió para recrearse ante la Virgen de la Soledad en su paso de palio, exornada y engalanada para la ocasión.
Junto con el manto de Juan Manuel, lucía la Virgen la que ya se conoce como ‘saya del Patronazgo’. Obra del bordador local Benito Molero y donada por todas las ramas de descendientes de la familia Naranjo Espino, fue estrenada en el besamanos del día 13. Profusamente enjoyada, portaba distintos broches, donados por devotos y por las hermandades locales – Sacramental, Borriquita, Asunción y Divina Pastora–. En su mano, una rosa de plata donada por la de Nuestro Padre Jesús.
Con rigurosa puntualidad, a las 10.30 comenzó la procesión, en una mañana fresca y luminosa. Acompañó a la Patrona un cortejo abierto por la banda de cornetas y tambores Ntra. Sra. del Rosario de Arriate, e integrado por las hermandades locales, corporaciones soleanas y hermandades de las patronas de los pueblos del entorno. La corporación municipal, las autoridades locales y la junta de gobierno completaban las representaciones.
Los balcones, más allá incluso del itinerario de la procesión, exhibieron colgaduras, banderas y mantones. Las calles colgaban guirnaldas, tiras de banderas y de flores de papel, como a este pueblo le gusta adornar sus fiestas.
El aplazamiento de la procesión permitió nuevamente, como en el traslado, contemplar a la Virgen con la luz del día, un hecho inusual que realzaba aún más la belleza de esta dolorosa, majestuosa sobre la antigua peana de plata del siglo XIX, restaurada para la ocasión. Por el carácter glorioso de la salida, recuperaba la candelería del paso las velas rizadas con flores de cera.
Durante la procesión, la Banda de música de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana volvió a dar muestra de su calidad. En el repertorio se incluyó la marcha ‘Madre y Patrona’, compuesta por Manuela Pastora Espinosa Núñez, integrante de la banda, y dedicada a la Virgen en estos fastos extraordinarios. Igualmente sonó ‘Soledad’, la marcha dedicada a todas las corporaciones integradas en la Confederación de Hermandades y Cofradías de la Soledad por el XXX aniversario de su fundación.
La campana de la ermita de la Misericordia recibió a la Virgen, sonando tan alegre como ya lo hizo el pasado día del Corpus Christi, cuando repicó sin descanso junto con todas las del pueblo para anunciar la ratificación del Patronazgo.
El estallido de cohetes y fuegos artificiales, regalo de las distintas calles del recorrido a la Virgen, se completaba con continuos vivas a la Virgen y a su patronazgo, encadenando aplausos en cada chicotá y cada revirá. Igual que se aplaudieron los numerosos chaparrones – de pétalos, que no de agua – que en distintos puntos del recorrido cubrieron de coloridas petaladas el palio.
Al llegar a la ermita de San Bartolomé se encontraron frente a frente dos de las grandes devociones de penitencia de la localidad. Nuestro Padre Jesús dejó su hornacina en el sagrario para felicitar desde el dintel de su templo a la Virgen por su ratificación como Patrona.
Tras este inédito saludo, la comitiva continuó precisamente por la calle que lleva el nombre del Bendito Nazareno, engalanada como gran parte del pueblo con gallardetes con los colores corporativos de Cantillana – verde, blanco y rojo – para hacer nuevamente estación en la plaza del Ayuntamiento.
Fue allí donde se llevó a cabo el acto central de esta procesión extraordinaria y de gloria. Ella, que también ostenta el título de Alcaldesa honoraria y perpetua y la medalla de oro de la villa, recibió a su pueblo en un acto de amorosa entrega. Cantillana fue consagrada a la Virgen de la Soledad. Reiteración de un ofrecimiento popular y fervoroso a quien desde tiempo inmemorial se venera como protectora y Patrona, título que la Iglesia confirma y ratifica.
Tras el acto de consagración, ya sin cortejo, la Virgen de la Soledad continuó avanzando por el itinerario previsto, arropada en todo momento por una masa humana que bullía de gozo con su Patrona. Navegando sobre una marea de devoción, fue ascendiendo la Calzá para volver, una semana después, a su santuario.
Como las salvas que se disparaban en aquellas rogativas de antaño, Nuestra Señora de la Soledad fue despedida con multitud de cohetes cuando entró a su santuario, tras 7 horas de procesión. Una muestra más de honra a la Virgen que se venera desde hace casi cinco siglos. La que en 1919 fue confirmada como protectora de la localidad. Y a la que se ha ratificado definitivamente y para siempre como madre y Patrona de toda Cantillana.