Cómo opositar y no morir en el intento

El joven palaciego Miguel Ángel Caballero publica Oposiciones docentes. Claves para el camino hacia tu sueño, un manual esperanzador para quienes anhelan ser maestros

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
28 ago 2019 / 09:57 h - Actualizado: 28 ago 2019 / 10:03 h.
"Libros"
  • Miguel Ángel Caballero López. / El Correo
    Miguel Ángel Caballero López. / El Correo

El maestro Miguel Ángel Caballero no ha cumplido aún los 27 años, pero lleva cinco como docente, los dos últimos con plaza de funcionario, prepara a opositores de su misma especialidad en una academia de Montequinto y acaba de publicar un libro en el que agavilla no solo su extraordinaria experiencia como opositor antes de conseguir definitivamente su plaza, sino también las experiencias ajenas de centenares de opositores a los que él enseña que le han servido para poner blanco sobre negro qué sirve y qué no cuando alguien se propone con firmeza dedicar el resto de su vida a ser docente en la enseñanza pública.

El libro, editado por Círculo Rojo, sale a la venta, tanto físicamente como en Amazon, esta misma semana, y no es más que la puesta en limpio de “todo lo que he pensado y escrito antes, durante y después de mis oposiciones acerca del duro camino que supone”, dice este joven palaciego que desde que tuvo uso de razón “quise ser maestro de Educación Física”. Luego, las circunstancias lo hicieron opositar por la especialidad de Inglés, pero eso no le ha impedido innovar en su trabajo precisamente desde la conciencia de la importancia de la salud, y no solo mental.

“Soy consciente de que el libro puede interesarle a un público muy concreto, pero en España puede haber perfectamente 300.000 opositores y yo, si fuera opositor, me lo leería”, dice él, haciendo una demostración fehaciente de la fe en sí mismo que predica en la obra, repleta de consejos, ejemplos, experiencias y frases célebres de autores clásicos y actuales, incluso de autores anónimos, como esta, de amplia difusión por las redes: “La misma agua hirviendo que ablanda una patata es la endurece un huevo; se trata de qué estás hecho, no de las circunstancias”. A propósito de esta idea, gira buena parte de un libro que no se considera de autoayuda al uso pero que se parece al menos y que titula uno de sus capítulos “Yo soy yo y mis oposiciones” para convencer al lector-opositor de que las circunstancias, ese concepto tan orteguiano, nunca debe ser sinónimo de excusas.

Escribir este libro, como preparar a opositores, te obliga a estar siempre con el cuchillo en la boca”, explica Caballero metafóricamente, “te permite estar siempre a la última en Educación”, al margen de cambios legislativos y gubernamentales. “El libro está escrito desde Andalucía y pensando quizá en la especialidad de Inglés, que es la mía, pero sirve para todos los opositores”, explica. No en vano, podría decirse que sus cien páginas son cien intentos, compulsivamente, de convencer al opositor-lector de que si se toma absolutamente en serio su objetivo lo conseguirá, tarde o temprano. Se recuerda, en este sentido, una anécdota de Thomas Alva Edison antes de inventar la bombilla. El inventor norteamericano, que patentó más de mil creaciones en su vida, lo intentó al menos mil veces con la dichosa bombilla, y al parecer sus allegados le solían preguntar por qué no paraba de intentarlo y de cometer fracasos: “¿Fracasos?”, preguntaba él, cual vehemente opositor, “En cada descubrimiento me entero de un motivo nuevo por el cual una bombilla no funciona; ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla”.

Precisamente a la luz de esa bombilla, Caballero rescata en su libro al holandés Victor Küppers y su teoría del “efecto bombilla” para contraponer al opositor fundido frente al radiante, necesariamente automotivado, proactivo y entusiasmado. En otros capítulos del libro, Caballero, que parte de “la imprescindible honestidad brutal” de quien decide prepararse unas oposiciones, ofrece valiosos consejos sobre el optimismo, las compañías y la gestión del tiempo durante la dura y larga etapa que exige una organización tan disciplinada de la vida, una memoria fotográfica especialmente entrenada y hasta una conciencia preclara en la velocidad que cada cual ha adquirido con el bolígrafo en un examen real.

El libro está adobado de consejos incluso de andar por casa, que es por donde anda más tiempo del acostumbrado el opositor, como el de intentar dormir al menos siete horas diarias, una hora de ejercicio físico o el de practicar “una dieta digital”. “El móvil nos ha cambiado la vida y es un gran enemigo a la hora de concentrarnos en algo, aunque solo sea durante unos minutos”, insiste Caballero. El libro, en fin, mantiene la estructura temporal de esa época vital que supone la preparación de un concurso-oposición y acompaña al interesado hasta la semana antes del día D, incluso hasta después de haber pasado las pruebas para seguir reconfortándolo pase lo que pase. Al fin y al cabo, todos los consejos del libro sobre las oposiciones son aplicables a la vida misma, que nos pone tan a prueba cada día.