Cuentos por la igualdad, de Los Palacios al mundo

Los ‘Cuentos clásicos para niñas y niños de hoy’ de Kike de los Reyes y Manuel Calvente se reeditan dos años después en inglés, «para seguir concienciando más allá de nuestras fronteras»

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
17 nov 2019 / 16:18 h - Actualizado: 17 nov 2019 / 16:31 h.
"Literatura"
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Dos años después de haber nacido aquella adaptación de cuentos tan clásicos como Caperucita Roja, Blancanieves y Cenicienta en la que los palaciegos Manuel Calvente y Kike de los Reyes le daban la vuelta a las historias para que las chicas no apareciesen siempre en los roles de problemáticas y redimidas, el propio libro ha dado ya una lección de igualdad integrando en su nueva edición a dos hombres y a dos mujeres. La nueva edición que acaba de lanzarse, tras haberse vendido más de 3.000 ejemplares en nuestro país y en México, sigue llevando en la portada los nombres de sus dos autores, pero también de su ilustradora, la gallega María Villarino, y, por supuesto, de la también palaciega Laura Moreno, que ha sido la encargada de traducir estas tres historias al idioma de Shakespeare.

Se da la circunstancia de que tanto Kike como Manuel como Laura son amigos de siempre, e incluso compañeros de instituto y hasta de carrera, pues los tres terminaron estudiando en la Facultad de Comunicación de Sevilla en los tiempos en que la sede universitaria de los periodistas estaba por Puerta Osario... El caso es que los tres, después de sus andanzas por el mundo, han vuelto a aliarse, otra vez desde su pueblo, para apoyar la causa de la igualdad desde el trampolín que les ofrecen esas narraciones tan tradicionales que fueron perdiendo hasta al autor. O autora.

“Estamos muy satisfechos de que el libro se haya convertido en una herramienta educativa incluso testada por profesionales de Educación Primaria”, dice Calvente. “Y si ahora llegamos mucho más allá de nuestras fronteras con esta edición en inglés, imagínate nuestra alegría”, insiste De los Reyes. “En estos cuentos se ponen en valor temas de actualidad como la diversidad, la corresponsabilidad en las tareas del hogar, la alimentación saludable o las relaciones positivas entre mujeres”, asegura Laura. Y, ¿cómo?, se preguntará el lector, y la lectora, si en esos cuentos el cuento es siempre el mismo: que ellas terminan salvadas por ellos. Pues contando el mismo cuento, pero cambiando los roles de los personajes, y sus afanes.

Cuentos por la igualdad, de Los Palacios al mundo

Historias del siglo XXI

Cada uno de los tres cuentos derrocha adaptación al siglo XXI a través del texto y las ilustraciones. Cenicienta, por ejemplo, aparece en una familia de raza negra. Y no sufre el consabido calvario doméstico a causa de su madrastra y las hijas de esta, sino por culpa de su propio padre de sangre, en una moderna lección de que la auténtica familia también puede elegirse. “Todas las mujeres del cuento acaban ayudándose”, explica Calvente, “por eso que se llama sororidad”. Soror era hermana en latín, y sororidad es una palabra que ha puesto de moda el feminismo más consciente de la necesaria alianza de las mujeres herederas del patriarcado... La magia del cuento ofrece algún guiño de pura cepa como que la calabaza que el hada madrina usaba para la carroza es aquí un tomate. Pero el cambio más trascendente del relato es que la protagonista no va al baile con el sueño de casarse con ningún príncipe, sino con el de demostrar su talento.

La adaptación termina, como las demás, con la relación entre la verdadera protagonista que aquí se hace con las riendas de su propio cuento y un personaje histórico femenino como Rosa Parks, aquella otra cenicienta que desobedeció las injustas leyes de su país para no levantarse del asiento del autobús reservado a personas blancas, hace poco más de medio siglo, en el país más poderoso del mundo...

La ciencia cura más que un beso

En el nuevo cuento de Blancanieves, lo primero que llama la atención son las ilustraciones, pues todos sus personajes son chinos. Y luego que se evita hablar de “enanos”. Los Siete Enanitos son sustituidos aquí por “las Siete Personas Sabias del Bosque”, que son hombres y mujeres, una heterogénea familia que cuida de Blancanieves y la reprende para que no viva como una malcriada, sino como una chica responsable, y que cuando ha de buscarle un antídoto contra el veneno de la manzana mordida no acude al beso de ningún príncipe, sino a los libros de una extensa biblioteca.

La Caperucita de Calvente y De los Reyes es una chica moderna, que no usa cestita sino táper y carrito de la compra, en la cocina de un piso donde su padre, y no su madre, le encomienda la tarea de llevarle unas viandas a su abuelo, no a su abuela. Cuando el lobo hace lo que su instinto le dicta no es un cazador quien viene a arreglarlo todo, sino la propia madre de Caperucita, veterinaria...

“Qué ilusionante sería que una niña negra, o asiática, se sintiera verdadera protagonista de uno de nuestros cuentos de toda la vida, en todos los sentidos”, decía De los Reyes hace solo dos años, cuando comenzaron esta aventura de reescribir estos cuentos de la tradición haciéndole un guiño a la modernidad, para lo que basta un solo ojo, el que comparten hombres y mujeres leyendo en cuantos más idiomas, mejor.