Derramando dulce amargura

El Gran Poder de Brenes mostró su elegancia durante todo el cortejo

13 abr 2017 / 23:09 h - Actualizado: 13 abr 2017 / 23:43 h.
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  • El Gran Poder de Brenes discurre con elegancia por delante del Ayuntamiento de la localidad. / A.C.
    El Gran Poder de Brenes discurre con elegancia por delante del Ayuntamiento de la localidad. / A.C.

El dulce rostro de la Amargura embelesó un Jueves Santo más a sus incondicionales. Llenó a golpe de bambalina y cintura las calles de un rosa de amarillenta calidez. Elegancia en estado puro de un palio de malla dorada para un bellísimo rostro de María.

Pero antes, después de que a las 21.00 horas se abrieran las puertas de la iglesia de la Purísima Concepción de Brenes para dejar transcurrir a los 380 nazarenos de grana y negro tras la cruz de guía, el Gran Poder proclamó su victoria anticipadamente y a pesar de llevar la cruz a cuestas, con los ojos puestos en su pueblo que lo esperaba abarrotando la plaza Primero de Mayo.

Así de imponente se pone esta cofradía en la calle de la que en junio pasado sus hermanos pudieron disfrutar con la procesión extraordinaria por el 75 aniversario fundacional.

Claveles rojos salpicados con lirios morados en las esquinas para el Señor y orquídeas mini cymbiduim en tonos rosa para Ella, en el exorno floral. La banda local de Cornetas y Tambores Rosario y Victoria y la banda de música de Nuestra Señora de Guaditoca, respectivamente, en el acompañamiento musical.

El primer momento de la procesión se vivió aún dentro del templo cuando sonó el martillo del barco de caoba por primera vez, porque por primera vez lo hacía de la mano de un joven costalero criado bajo la canastilla de Amargura, al que la hermandad le encomendó tal responsabilidad. Con nervios latentes, la cuadrilla realizó la difícil maniobra de poner este paso en la calle.

Literalmente no cabe. Cuerpos a tierra, milímetros en los costeros y el triunfo al son del himno de España.

El Gran Poder ya era de todos y la plaza se rompió en aplausos. Saeta de Álex Ortiz en el balcón del Ayuntamiento. Otra vez se caía la plaza.

Tras casi seis horas de recorrido, la cofradía se fue acercando de nuevo al templo para la recogida, pasando antes por el que es el punto emblemático por excelencia de esta hermandad. En la calle conocida como de las Tabernas se vivieron momentos de gran intensidad y emoción descarnada en forma de una sola chicotá, de dos cuadrillas pidiendo otra marcha y de un reguero de fieles entregados. «Guapas» y «guapas» para la Virgen de tez morena. A las 03.00, todos dentro, abrazos, lágrimas y satisfacción. Hasta el año que viene.