El Club de Estrella Cabeza estrena primavera e integración

El famoso club de tenis de Los Palacios y Villafranca organizó esta mañana una gymkana con los chicos de la asociación Aura para fomentar la integración y la solidaridad entre los más pequeños

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
18 abr 2021 / 17:16 h - Actualizado: 18 abr 2021 / 17:34 h.
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Los más pequeños del club de tenis Manolo Cabeza, ahora dirigido por su hija, Estrella Cabeza, la andaluza que más lejos ha llegado en este deporte después de haber estado en el top-100 mundial, han convivido esta mañana con los más pequeños de la asociación Aura de Los Palacios y Villafranca en un derroche de convivencia e integración que no se recordaba en este municipio del Bajo Guadalquivir desde antes de la pandemia. “Hemos aprovechado para llevar a cabo esta preciosa actividad que puede encajar perfectamente en un trabajo que estoy llevando a cabo, junto a otros compañeros, en la asignatura Actividad física y deportiva en el medio natural, en la Universidad de Sevilla”, ha destacado Estrella Cabeza, que lleva casi un año al frente del club que fundó su padre hace más de tres décadas y en el que se han formado tantos profesionales andaluces.

El Club de Estrella Cabeza estrena primavera e integración

Una decena de chicos del club de tenis y otra de la asociación Aura, que integra a personas con diversidad funcional y a sus familias desde hace más de veinte años, llegaron al parque de Las Marismas a las 10.30 horas de la mañana. La mayoría de los chicos no se conocían de nada, pero no les hizo falta ni presentaciones. Después de algunas actividades que buscaban precisamente romper el hielo entre ellos, se formaron grupos sin que ninguno preguntara si los de su equipo procedían del club de tenis o de la asociación Aura: compañeros eran. Y punto. Y enseguida trabajaron entre todos para hacer dibujos en la arena, para limpiar el parque de los pocos residuos que quedaban (pues está muy cuidado últimamente), para pescar pececitos de ficción en la fuente de la entrada principal, para hacer carreras cooperativas, para imitar el sonido de animales o para llevar a cabo labores de siembra y jardinería. De la siembra principal nadie ha hablado finalmente, pero ya germina subterráneamente, en el corazón de los chiquillos.