La Torre del Cáñamo es algo más que el pasado azucarero del núcleo de San José. Es el símbolo de la génesis del prosperar económico de La Rinconada. Y también de su explosión demográfica, alentados por la revolución industrial en este punto de la Vega. La antigua chimenea, datada del primer tercio del siglo XX se alza, con sus 64,20 metros de altura, como superviviente de ese pasado glorioso. La fábrica, como tal, ya ha desaparecido, pero perdura la enorme chimenea entre naves industriales. El Ayuntamiento de La Rinconada sueña no sólo con devolverla a un estado óptimo de conservación, sino con recuperarla para la causa y reutilizarla para otros usos, entre los que cobra fuerza la opción de un mirador turístico.

La ansiada restauración de este símbolo viene de lejos. Ya en 2015, la consultora Edartec llevó a cabo una primera fase con la visualización del exterior de la torre, con multitud de fotografías. Un año después, en el primer trimestre de 2016, se adjudicó un nuevo estudio para realizar un nuevo chequeo del estado real de la Torre del Cáñamo.

Las conclusiones de este estudio invitaban a una consolidación de la estructura, que es «singular y única» en Andalucía y que ha sufrido «años de deterioro». Tras estos estudios, el siguiente paso es el proyecto de consolidación, cuyos detalles se darán a conocer en marzo y que consistirán, de inicio, en un trabajo de intervención que «afecte lo menos posible al exterior de la torre». Los plazos que se marca el Ayuntamiento es que el proyecto, de la mano de Gran Vega de Sevilla, se licite antes del verano para que el inicio de la remodelación de la torre comience en septiembre, con un plazo de ejecución estimado en unos siete meses.

Una vez que se consolide y se estructure, toca el momento de buscar dotar de nuevos usos a la Torre del Cáñamo, partiendo de la base de que «no es una torre sino una chimenea». De primeras, se ha sondeando lo que han iniciado otros ayuntamientos con estructuras similares. Por ese motivo, el alcalde de La Rinconada, Javier Fernández, visitó hace un par de años Motril, con el que comparte pasado azucarero y que quería aprovechar su chimenea y su fábrica del Pilar para reconvertir estas instalaciones en futuro museo industrial del azúcar. También se han cotejado qué se están realizando con otras estructuras que guardan cierta similitud en Barcelona o en Valladolid. Tras este testeo a nivel nacional, se ha comprobado que la Torre del Cáñamo es «única en Andalucía y única por sus características en España». Un punto más para promover esa recuperación.

De la primera fase, que supondrá un coste de aproximadamente 500.000 euros y que servirá para «protegerla del deterioro que acumula por los años que tiene y que no sea un riesgo para nadie», se determinará los posibles usos. De primeras, Fernández confía en que a «medio plazo» se den las circunstancias para convertir a la Torre del Cáñamo «en un emblema turístico, que la gente pueda subir y contemplar desde las alturas a modo de mirador». Es una idea que se le quiere dar forma con informes técnicos que así lo avalen sobre esta estructura que además de su altura (65 metros), cuenta con una circunferencia interior de 50,4 metros, que se va reduciendo conforme se va ascendiendo. Según la evaluación de los técnicos municipales, la cota de la torre sería superior, por ejemplo, a la zona visitable de la Giralda de Sevilla.