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El Gran Poder abre el cielo de par en par en Los Palacios

La Hermandad de la capilla de la Aurora luce también a su Virgen de la Soledad en una esplendorosa mañana de primavera que le permite estrenar itinerario tras el aguacero del año pasado

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
19 abr 2019 / 16:49 h - Actualizado: 19 abr 2019 / 18:37 h.
"Semana Santa 2019 en la provincia"
  • El Gran Poder abre el cielo de par en par en Los Palacios

El Gran Poder, Señor de Los Palacios y Villafranca, hizo honor a su nombre abriéndose paso entre los nubarrones como hizo Moisés con el Mar Rojo. Entre las nubes sin agua del Jueves Santo y el cielo encapotado que ha obligado a retrasar la salida a los Servitas esta tarde, el Nazareno de la Aurora se quitado hoy al menos una de las tantas espinas de su corona: la de no haber podido estrenar el año pasado su nuevo itinerario, que verdaderamente aprovecha mejor los esplendores de una mañana que, esta vez sí, le ha hecho justicia.

Los casi 600 nazarenos que componen la cofradía que preside Paco Sánchez Barragán se pusieron en la calle en solo una hora, justo en ese momento de la amanecida en que miles de devotos daban gracias al Cielo por haberles permitido este año disfrutar del Señor y su Madre, Virgen de la Soledad, que, sin estrenos, lo estrenaban todo: la renovación de una fe jalonada de siglos, la renovación de una ilusión morada por los siglos de los siglos, y un itinerario que llevaba a la cofradía a la calle más larga del pueblo: desde las palmeras de su capilla hasta la capilla de San Sebastián y el barrio del Furraque, que ayer se quedó sin estación de penitencia. El homenaje a esa Vera Cruz que no salió a la calle lo ponían los sones de la banda de cornetas y tambores que lleva su nombre y que esta vez ha demostrado su mejoría artística detrás de otro Señor que, en rigor, es el Señor de siempre, pero en esos instantes previos en que carga con la Cruz.

A la Virgen la acompañaba una banda local y honorable, la que lleva por nombre Fernando Guerrero y que, llegando como llegaba de Chipiona a las tres de la mañana, era capaz de subrayar la fe regalada desde el bellísimo paso de la Soledad con la emoción del pentagrama que mece sus bambalinas. La presentación en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús ha sido, como se espera cada año, el ecuador de un recorrido sin pegas para una Virgen guapa, guapa y guapa, aunque se lo griten poco. También se han lucido, Gran Poder y Virgen, por una carrera oficial en la Plaza de España donde no cabía un alfiler, y por la calle Virgen del Carmen, que es una cuesta disimulada hacia el único Calvario palaciego, que empieza en la esquina de Currela y termina en la parroquia mayor de Santa María la Blanca. Allí le llovió a la Señora una petalada interminable.

Los cofrades de la Aurora han podido completar recorrido, el círculo perfecto de su fe nazarena, llegando a la Plaza de Paco Cabrera de la Aurora justo cuando los incontables bares y restaurantes de un pueblo que presume de gastronomía estaban también hasta la bandera. El milagro de los panes y los peces se renueva cada año.


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