El último habitante de los más de 14.000 que tiene la localidad onubense de Bollullos Par del Condado llevaba bastante prisa por llegar, seguramente para ver las luces de Navidad o recibir los primeros regalos de Papá Noel y los Reyes Magos.
No estaba previsto todavía por las cuentas de la madre y los médicos, pero en la madrugada de ayer viernes a una vecina de este municipio sevillano le sobrevinieron los primeros síntomas del parto, y antes de que pudieran reaccionar en su casa y desplazarse los sanitarios a su casa, el bebé ya estaba en sus brazos.
Lo ha contado en sus redes sociales oficiales el equipo sanitario DCCU Móvil Condado-Campiña, que tiene su base en el mismo municipio, que recibieron en esta asistencia la ayuda de efectivos del centro de salud de Almonte, ubicado a once kilómetros de este municipio del Condado onubense.
Aviso a emergencias
El servicio de atención de emergencias recibió durante la madrugada un aviso del servicio de urgencias del centro de salud de la localidad, que alertaba de que la mujer se encontraba en su casa y había tenido los primeros síntomas del parto, reclamando ayuda urgente para ello.
A la llegada de los equipos sanitarios ya había nacido el bebé, que se encontraba en perfecto estado a pesar de ser prematuro.
Los sanitarios realizaron una primera revisión al bebé y a la madre, y gestionaron el traslado al hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, comprobando incluso durante el recorrido en la ambulancia que el pequeño había nacido con ganas, y que, si no pasa nada, este lunes tanto él como su madre volverán a su casa con normalidad.
Un nazareno también con prisas
A la madre del niño de Bollullos le va a pasar lo mismo que Beatriz Galán, una vecina de Dos Hermanas de 41 años que no va a olvidar el pasado 6 de septiembre, el día que, cuando salía al hospital para dar a luz, su pequeño decidió que quería nacer en casa. y Así fue.
El niño vino al mundo el cuarto de baño de su casa con su marido siguiendo por teléfono las instrucciones que le iba dando un médico del 061.
Todo sucedió muy rápido. Cuando quisieron salir de casa camino del hospital el niño ya asomaba la cabeza, y no era seguro moverse en ese momento ni para ella ni el bebé, de modo que optaron por quedarse en casa, entrar en el cuarto de baño y llamar a emergencias sanitarias.
Previamente, en el hospital le habían indicado que el alumbramiento no era inminente, aunque tenía contracciones cada cuatro minutos, que en el centro sanitario cesaron, y regresó a su casa, pero el niño tenía otros planes.