El terror rompe la serenidad de la ‘costa’ de la Sierra Norte

Cada mes de julio, cuando el verano empieza a romper, una sombra de pánico se extiende por la Sierra Norte, con epicentro en San Nicolás del Pueblo. Desde hace 15 años, la bonita y costera localidad, enclavada entre sierra y ribera, paraíso terrenal y monumental, corazón de tantos y anhelo de muchos, se vuelve terrorífica. La población, que durante el año vive tranquila entre sus 586 habitantes censados, se ve multiplicada por veinte. Días antes, el trajín de operarios anuncia lo que les espera. Banderolas y carteles dan la bienvenida un año más a la noche del terror; la noche de San Nicolás.

Transcurridos 15 años desde la primera edición, su alcalde, Juan Carlos Navarro, se atreve a decir que se trata de la celebración que ha superado con mucho la tradicional feria de julio. En los últimos años, asegura, la noche del terror y el festival de cortos que se celebra en enero se han convertido en los eventos señeros de esta pequeña y humilde población.

Todo empezó recién estrenado el siglo XXI, cuando, desde el Consistorio, se lanzó el programa Nocturno. Una idea que buscaba ofrecer a la juventud una alternativa a prácticas menos saludables como, por ejemplo, el botellón. Dentro de ese programa, una de las actividades a desarrollar era la de un peculiar pasaje del terror que transcurría por el campo. En aquella primera edición, pasaron por el pasaje unas cien personas y actuaron alrededor de unas veinticinco. Desde entonces, la fiesta fue creciendo hasta el punto de recibir el premio Progreso a la innovación turística en 2010.

Para este año ha sido la propia organización la que ha diseñado la historia. En otras ediciones la trama ha salido a concurso e incluso el pasado año se le encargó a una empresa especializada en el sector. Sin embargo, asegura Navarro, «ha habido historias muy buenas pero muy difíciles de llevar a cabo. Para escribir una historia de La noche del terror hay que conocer el lugar», en referencia a la orografía y la peculiaridades del terreno.

El pasaje gira en torno a las nuevas tecnologías. Arcadia 2.0, que así se llama la historia, lleva al visitante a una oscura intriga en la que un virus infecta a la población a través de los teléfonos móviles, los ordenadores y demás medios tecnológicos, incidiendo en el poder que estos nuevos medios poseen sobre las personas. El itinerario, de aproximadamente un kilómetro de recorrido por los bosques aledaños, parte de la Casa de la Cultura, que, curiosamente, era un antiguo cementerio, donde se hace una presentación antes de que los participantes se lancen a recorrer los bosques en la oscuridad.

Durante estos años, han pasado por San Nicolás más de 70.000 personas, atraídas por este evento y atractivos turísticos como la Vía Verde, el Cerro del Hierro, las cascadas del Huesna o la playa fluvial. Y el terror, como no, también vende. De las 1200 entradas vendidas para esta actividad, 900 se agotaron en las primeras cinco horas, cuando salieron a la venta allá por el mes de junio.

Antes de este fin de semana terrorífico, las jornadas contaron con una presentación dedicada a la comarca, en la que el equipo de gobierno de Navarro se vio arropado por autoridades de la zona, como los alcaldes de Alanís, Las Navas de la Concepción, El Pedroso y Constantina, además de concejales de Guadalcanal y Cazalla de la Sierra.

Más de cien voluntarios

Hoy día son 120 voluntarios y 40 operarios los que trabajan de forma directa en La noche del terror. Una actividad que, además, asegura Navarro, genera 40 empleos indirectos. Sobre el gasto, la celebración de las jornadas pueden rondar en torno a los 22.000 euros. Una inversión que cuenta con una partida presupuestaria que abarca parte del costo, siendo sufragada la otra parte por medio de ayudas públicas, en especial la de Turismo Andaluz, patrocinadores de envergadura como puede ser la marca cervecera Cruzcampo, y por último, gracias a la venta de entradas que, según la organización, se agotó un día antes de que comenzaran los pases.