Música

Enrique Cabello: la batuta de las voces blancas

Los Palacios y Villafranca rindió anoche justo reconocimiento al creador de la célebre Escolanía con el acto de reconocimiento como Hijo Predilecto

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
18 feb 2023 / 08:19 h - Actualizado: 18 feb 2023 / 08:20 h.
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A sus 80 años, con la vida hecha y entregada a la educación y a la música, el palaciego Enrique Cabello Pavón recibió anoche el calor de todo su pueblo aunque solo se abarrotase el salón de plenos del Ayuntamiento en el acto en que fue nombrado Hijo Predilecto de Los Palacios y Villafranca. Estaba casi toda la Corporación, por supuesto, y su extensa familia, de sangre y política, pero también muchos compañeros de sus cuatro décadas largas como docente y una amplia representación de la vida cultural palaciega que incluía ese sector de la música clásica que él mismo se ha encargado de generar, desde la nada, y que hoy no solo ostenta generosos frutos en forma de nombres propios como el director y compositor Juan Manuel Busto o la soprano Aurora Galán, sino que lleva en volandas el nombre del municipio cada vez que las voces blancas de su Escolanía viajan a cualquier parte de nuestro país o del extranjero.

No estaban los actuales 76 miembros de la célebre Escolanía, por cuestión de espacio, pero sí una cantidad suficiente como para emocionar a todos los presentes en la interpretación de varias piezas que resumían el quehacer de este prócer de la música vocal desde que empezara a conformar coros escolares como aquel del colegio María Auxiliadora hace ahora más de medio siglo. En un vídeo sintetizador de su larguísima trayectoria, apareció la coral Amanecer, y todos aquellos coros que devinieron en actuaciones incluso teatrales dentro y fuera de las escuelas, dentro y fuera del Ateneo, de quien fue miembro fundador, y alrededor, en fin, de cuantos aficionados a la escenografía fueron surgiendo en este municipio del Bajo Guadalquivir en el último tercio del pasado siglo, antes de que justo al comienzo de este se fundara la Escolanía de Los Palacios y Villafranca. En el vídeo también intervinieron amigos y compañeros de otras latitudes que valoraron la capacidad organizadora de Enrique y aquellas clases apasionadas que les impartía cuando los docentes precisaban de más formación musical. También tomó la palabra la directora de Relaciones Externas y Comunicación del Teatro Maestranza, Rocío Castro, para subrayar la importantísima labor de Cabello en el coliseo sevillano al servir en bandeja, y consolidar, una Escolanía bien disciplinada que ya es imprescindible en muchísimas actuaciones bajo la batuta de los más grandes maestros que vienen a dirigir en la capital hispalense.

Enrique Cabello: la batuta de las voces blancas


La Escolanía de Los Palacios, con el piano de Pilar Expósito –la directora de la Escuela Municipal de Música y Danza- interpretó ayer, como colofón de un acto cultural y de justicia que quedará para la Historia, piezas de Los chicos del coro, de Carmen de Bizet y del Ave María de Caccini. Para ese instante en que el tiempo pareció congelarse gracias al papel solista de Aurora Galán, el respetuoso público asistente ya se había enjugado varias veces las lágrimas por la elegancia del evento, por tanto talento concentrado por centímetro cuadrado y, sobre todo, por el orgullo de que el pueblo del tomate lo sea igualmente de pioneros de una cultura musical no tan popular como Enrique Cabello, que heredó el gusto por la lectura de un padre panadero y con diez hijos a los que supo inculcarles el valor de su biblioteca, y el gusto por la lírica y el canto de su hermana Concha, cuyos ejercicios vocales sorprendían al vecindario cuando aquí nadie sabía distinguir una ópera de una zarzuela.

Como estaba tan emocionado, Enrique delegó su discurso, pero no dejó a nadie fundamental fuera de su agradecimiento: al proponente del nombramiento, Juan Manuel Busto, autor de un extenso informe clarificador de los sobrados méritos del homenajeado que leyó el secretario municipal; al alcalde, Juan Manuel Valle (IP-IU), que insistió luego en el orgullo de haber presidido un acto de tan justo reconocimiento; a toda la corporación por su unanimidad; a esa otra familia suya que es la Escolanía y cuantos empujan para que tenga continuidad, como su propia hija Lina, Paloma Pérez Busto, la propia Aurora Galán –hoy directora musical-, Javier Carrasco o Javier Salguero, entre otros; y su familia, empezando por su esposa, de quien su hijo Enrique señaló en el vídeo que “ha estado siempre detrás de mi padre, apoyándolo para que él desarrollase su talento y su carrera” y “como anécdota, lo sigue peinando cuando tiene cualquier actuación”.

A la conclusión del acto, se fueron sucediendo las fotografías de Cabello con los políticos, los familiares, los amigos, los compañeros, los miembros de la Escolanía y cuantos fueron conscientes de que todo el pueblo en su conjunto estaba firmando un capítulo histórico al reconocerle su labor a alguien tan disciplinado, tan constante, tan educado y tan humilde que había ensanchado la perspectiva musical tan a contracorriente, que es siempre lo más difícil. Cabello firmó en el libro de Hijos Predilectos del pueblo, y hasta en ese momento demostró su exquisita responsabilidad al sacarse del bolsillo la chuleta: con una letra de orfebre dejó constancia de que todo lo había hecho por su pueblo.