Evitan ‘in extremis’ un desahucio en Pedrera de una madre y sus dos hijas adolescentes

El juzgado ha admitido el recurso que paraliza el desalojo de Ana Gutiérrez, madre solteras de dos niñas y su padre, de 69 años de edad

02 nov 2017 / 11:26 h - Actualizado: 02 nov 2017 / 14:21 h.
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  • Ana Gutiérrez en la puerta de su casa en Pedrera. / F.C.
    Ana Gutiérrez en la puerta de su casa en Pedrera. / F.C.

Salvados a última hora, pero pendientes de una solución definitiva. Ana Gutiérrez, una mujer divorciada con dos niñas de 15 y 13 años de edad, y su padre, de 69, podrían seguir, de momento, en las casas en las que viven en la localidad sevillana de Pedrera, pero todo a expensas de lo que su abogado pueda mover en los próximos cinco días.

De momento, este jueves, el juzgado de primera instancia de Estepa ha admitido un recurso que paraliza momentáneamente el desahucio de Ana y su padre, que viven en dos casas distintas cubiertas por una misma hipoteca de la entidad bancaria Deutsche Bank en Pedrera. El plazo para abandonarlas culminaba a las 12.00 horas de ayer, y poco después de las nueve de la mañana se consiguió paralizar. Ahora, el abogado tiene cinco días para presentar un recurso definitivo que dé margen de acción suficiente para seguir ocupando la vivienda.

Y es que el juez paraliza la orden de desahucio mientras se realiza una tramitación de urgencia para intentar una salida negociada, después de que en 2014 esta mujer dejase de pagar los 980 euros al mes de hipoteca de su vivienda, que a su vez cubría el coste mensual de la casa de su padre, que no pudo afrontar tras cerrar su negocio y morir su madre hace cuatro años.

“Hace diez años pedimos una hipoteca para las dos viviendas, la misma para las dos casas, pagando 980 euros al mes, una cantidad que entre yo y mis padres podíamos pagar sin problemas, pero mi madre murió hace cuatro años, mi padre dejó de trabajar y mi negocio tuvo que cerrar. Todo se unió para que me fuese imposible asumir el pago de la hipoteca”. Lo explica así Ana Gutiérrez a El Correo de Andalucía, mientras no para de recibir llamadas tanto de su abogado como de vecinos del pueblo interesados en poder ayudarle de alguna forma. “Tenemos sitio para dormir, pero esta es mi casa y vamos a luchar hasta el final”, sentencia.

La hipoteca la pidió para cumplir con la compra de la vivienda pactada en el divorcio con su entonces marido, y de paso para ayudar a sacar adelante la vivienda de sus padres. Siete años después le era imposible asumir los casi 1.000 euros mensuales que suponía. Asegura, además, que a día de hoy no sabe, entre capital e intereses, cuanto dinero le debe al banco. Salvando los intereses de demora, esa cantidad supera los 35.000 euros.

La Plataforma Ciudadana de Pedrera, que ha amparado a varios vecinos con problemas como el de ella, había convocado una movilización a las puertas de las casas de la mujer y su padre, que iban a ser desalojadas al mismo tiempo, en las calles Rafael Alberti y Presbitero Corona. Las movilizaciones “se han parado, no suspendidas».

Los convocantes de la movilización defienden que Ana, madre de dos niñas de 15 y 13 años de edad, «es responsable, nunca se ha negado a pagar y durante años ha trabajado duro para sacar a sus hijas adelante, pagar sus deudas y ayudar a su padre. Ha hecho frente a las dificultades y ha intentado explicarle a su banco que necesitaba negociar sus condiciones”. De momento, pausa tensa a la espera de una solución final.