-
Rafael Pérez, de La Pachanga. / El Correo
La tarde se ha roto en Los Palacios y Villafranca cuando han dejado de sonar las sirenas de la ambulancia que, sobre las 15.30 horas, salía rauda del ambulatorio San Isidro en dirección al restaurante La Pachanga, uno de los principales templos gastronómicos de este municipio del Bajo Guadalquivir. El equipo del 061 que intentó reanimar a Rafael Pérez, dueño del establecimiento, no consiguió sino certificar que estaba muerto. Había caído fulminado por un infarto exactamente en el lugar que más horas pasaba del día: el salón de la planta baja de la que era su casa y, en rigor, la de tantos palaciegos que se sentían como en la suya.
Con 56 años y una personalidad desbordante, Rafael Pérez ha sido uno de esos personajes a los que todo el mundo conoce en Los Palacios y Villafranca y uno de los artífices más destacados de la puesta en valor durante los últimos años de la gastronomía local como una seña de identidad incuestionable y una clave nada despreciable para el turismo. Encargado de la sección de hostelería durante varios años en la asociación de comerciantes y empresarios Alacipa, Pérez se ha destacado también por servir de unión entre los propios hosteleros en estos años en que la Ruta del Arroz y otras estrategias de imagen corporativa han tenido a su pueblo, entre la marisma y la campiña, como referente. Precisamente se había implicado sobremanera en la marca Los Palacios y Villafranca. Destino gastronómico, impulsada desde el Ayuntamiento, cuyo alcalde, Juan Manuel Valle, valoraba ayer, roto de dolor, la gran pérdida: “Contigo se va una parte mía y de todo nuestro pueblo, al que tanto has querido y tan alto has puesto”, escribía el regidor palaciego en su cuenta de Facebook nada más conocer la noticia, y añadía: “Hoy lloro con tu familia, que es la mía. Los Palacios y Villafranca ha perdido a uno de los grandes”.
El restaurante, un punto cardinal en la zona norte del pueblo, también un punto de encuentro para tantos palaciegos desde primeras horas del día y una garantía para quienes vienen a Los Palacios y Villafranca a comer bien, era conocido por un plato ineludible: el arroz cortijero que Rafael Pérez se había encargado con tanto gusto de popularizar. El finado hostelero, orgulloso siempre de los productos de la tierra como el tomate, participó activamente en la gran fritada de tomates que logró en junio de 2013 batir el récord de la mayor fritada del mundo.
El funeral por su alma tendrá lugar mañana, a las 17.00 horas, en la parroquia de El Buen Pastor. El templo se quedará necesariamente pequeño.