Constantina

Geobotánica, una bonita manera de conocerse a sí mismo

El Centro de Visitantes El Robledo de Constantina ha aunado en su jardín botánico lo mejor de la flora y una muestra geológica de la comarca, siendo pioneros en Andalucía en este sentido

06 jun 2019 / 08:30 h - Actualizado: 06 jun 2019 / 08:52 h.
"Historia","Medio ambiente","Turismo"
  • Una de las explicaciones en el Centro de Visitantes El Robledo de Constantina. / J.A.F.
    Una de las explicaciones en el Centro de Visitantes El Robledo de Constantina. / J.A.F.

La Sierra Morena de Sevilla, también conocida hasta hace poco como Sierra Norte es el techo de nuestra provincia, el telescopio de nuestros ojos, el balcón a una nueva comunidad autónoma y el ático de los sueños del amante de la naturaleza. Una de las puertas de este paraíso natural lo hayamos en El Pedroso. Localidad característica por muchas razones, antes de divisarla algo llama la atención del viajero. Se trata de unas rocas redondas, unos bolos graníticos de gran tamaño. Su nombre verdadero es Granodiorita Biotítica y fue explotada en último término por unos gallegos, proliferando su uso ornamental. Esta es solo una pequeña muestra de la riqueza geológica que posee la comarca más extensa de la provincia de Sevilla.

Desde ahora, una muestra de esa gran riqueza se encuentra expuesta en el Jardín Botánico de Constantina, sito en el Centro de Visitantes de El Robledo de dicha localidad. Este miércoles 5 de junio, coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, se ha puesto en marcha en dicho jardín una Ruta Geobotánica, donde el visitante tendrá la oportunidad de zambullirse en un recorrido espectacular repleto de interesantes especies botánicas que pueblan la Sierra Morena sevillana, y junto a ella, desde ahora, una muestra también de las rocas más significativas de la región.

Geobotánica, una bonita manera de conocerse a sí mismo
Anfibolitas. / J.A.F.

El proyecto tiene la vista puesta en una ampliación que llegue a albergar distintas rocas de Sierra Morena, pero en su primera fase, se han centrado en las más importantes de la comarca. En total 18 ejemplares de rocas repartidos por todo el recorrido, conviviendo a la perfección con encinas, quejigos, helechos, jara o tomillo, entre otras muchas.

La tierra y la especie

Una simbiosis que se ejemplifica nada más iniciar la ruta, con la convivencia perfecta entre el acebuche y las anfibolitas. Un tipo de roca muy frecuente en las extensiones de olivo, y más entre esta variedad, el acebuche, la más pura forma de lo que hoy conocimos como olivo.

Geobotánica, una bonita manera de conocerse a sí mismo
Madroño. / J.A.F.

Igual de bien que casan las anfibolitas y los acebuches lo hace el Travertino con las cascadas. De estas las hay bien hermosas en San Nicolás del Puerto, y seguramente allá esté la roca más moderna de todas, como la define Alberto Gil, Geólogo del Parque Natural Sierra Norte. Y es que este tipo de roca se encuentra formándose continuamente, ya que es la acción del agua la que propicia su existencia y la de la vegetación, aliado indispensable de lo que también se conoce como Toba Calcárea.

Las rocas expuestas ahora en este jardín botánico también nos hablan de historia. De la de hace millones de años, cuando las aguas bañaban todo cuanto hoy pisamos. Era la sucesión de mares en calma y aportes continentales la que provocaba la formación de brechas de fallas de pizarra y caliza, en ocasiones plegadas, como vestigio de movimientos tectónicos. Aunque también podía suceder que la calma reinara por completo y ante la ausencia de aportes continentales la caliza se impusiera, como ocurriría en El Cerro del Hierro.

Geobotánica, una bonita manera de conocerse a sí mismo
Esparraguera de espárragos trigueros. / J.A.F.

Rocas, por otra parte, a las que se les ha puesto nombre y apellido, como es el caso de la Diorita de Cazalla. Un ejemplar muy típico de esta población, concretamente de la zona conocida como Los Peñasquitos y que es difícil encontrar en otra zona que no sea esta.

Vestigios del pasado

Junto a ello, el recorrido ofrece otras curiosidades, como la que arroja el Basalto, que nos habla de la existencia de volcánes aéreos en la zona, concretamente en Almadén de la Plata. También de allí se extraía el preciado mármol, un material que también se puede encontrar en El Real de la Jara y en Guadalcanal y del que ya los romanos hicieron buen uso, aunque no solo del blanco, tal y como se cree, también era del gusto de los colores, tal y como explica Alberto Gil. Pero si de curiosidades hablamos, la palma se la lleva la Aplita. Una roca plutónica que gracias a su riqueza en feldespato se ha explotado industrialmente como material de fabricación de los inodoros.

Geobotánica, una bonita manera de conocerse a sí mismo
Trébol de cuatro hojas. / J.A.F.

El hecho de incluir esta muestra de rocas no resta un ápice de valor al Jardín Botánico. Más bien todo lo contrario. De esta manera, el visitante puede disfrutar de una explicación geológica, junto a la más pura botánica. De esta parte se encargaron en esta ruta inaugural Rosa Jiménez de Nature Geoturismo y Cristina San José, Técnico del Jardín Botánico, y gracias a ellas los visitantes pudieron conocer importantes datos acerca de las más variopintas especies que habitan en la comarca.

Geobotánica, una bonita manera de conocerse a sí mismo
Basalto. / J.A.F.

Curiosidades botánicas

Con un recorrido ascendente en altura, imitando a escala el hábitat natural de las distintas plantas, Jiménez y Sanjosé señalaron las diferencias existentes entre el denominado castaño silvestre y el doméstico, siendo éste último el que ofrece el fruto de la castaña, mientras que le primero ha tenido un uso muy peculiar a lo largo de los años, empleandose en muchos casos para elaborar las varas para varear los olivos. No menos interesante ha sido la explicación de los aromas de plantas como el tomillo, siendo este el fruto de la acción de la propia planta para evitar su propia deshidratación. Junto a plantas aromáticas y frutales, también hay algunas de las que el visitante debe “desconfiar”, como es el caso de la Ruda. Una planta que al entrar en contacto con la piel puede provocar reacciones que médicamente se tratan como quemaduras. Menos peligroso y más curioso es el trebol que no es trebol, sino helecho y que posee cuatro hojas, igual que aquellos en los que se busca la suerte. Sin duda la joya del jardín.

Geobotánica, una bonita manera de conocerse a sí mismo
Tomillo. / J.A.F.

Junto a todas estas curiosidades, especies de lo más variopinto. Algunas en peligro de extinción, otras sensibles de padecerlo, algunas endémicas y otras, como los helechos, que son nuestra ventana al pasado, pues su poca evolución a lo largo de los años nos hace contemplarlo igual que lo hubiésemos hecho hace miles de años.

Nuestra ventana al futuro, sin embargo, está en la perfecta unión entre geología y botánica que ofrece el Centro de Visitantes de El Robledo y su original Jardín Botánico, pionero en Andalucía gracias a esta maravillosa confluencia.