Guadalcanal vivirá el próximo domingo la festividad del Corpus Christi. Un día muy especial para todo el pueblo donde las calles se vestirán de gala para recibir a Jesús Sacramentado en la custodia bajo un sol radiante en un día tan espléndido como este. Volverá a verse acompañado de los niños que este año recibieron su Primera Comunión, y todo un pueblo vibrará con calles adornadas, increíbles mosaicos y un clima festivo único en la práctica totalidad de la comarca.
Antes de que llegue ese momento, este domingo ha tenido lugar la procesión del denominado Corpus Chico o Corpus del Convento. Un evento que ya se recuperó el pasado año y que contó con una grata aceptación. Volvía a Guadalcanal después de décadas de ostracismo para honrar a todo un barrio, el de Santa Ana. Este año, avalado por la buena acogida del anterior, volvía a celebrarse.
A las once en punto daba comienzo la Santa Misa en la capilla del Espíritu Santo. Oficiaba tal evento el párroco de Sta. María de la Asunción, D. Aniceto Vadillo. Ya desde ese momento, tanto dentro de la mencionada capilla, como en las calles por las que discurriría la procesión, se palpaba un ambiente festivo a la par que solemne. No era para menos, en poco más de media hora se abrirían las puertas para dar salida, algo más de un mes después que lo hiciera la Virgen de Guaditoca, a una nueva procesión.
Cantera costalera
Para llevar a cabo esta salida procesional, la parroquia contó un año más con el futuro de la tradición costalera de Guadalcanal. Y una vez más, esta cantera respondió. En una localidad con una Semana Santa con doce pasos, más las tres procesiones de la Virgen de Guaditoca, la de San Sebastián y la de la Virgen del Carmen, no es de extrañar que esta tradición del costal se impregne en los más pequeños. Fueron ellos, costaleros de entre nueve y once años quienes se encargaron de llevar sobre sus costales la imagen bendita de Santa Ana. Con todo el arte que han recibido de sus mayores y el talento propio, estos jóvenes costaleros pusieron en la calle un año más esta imagen que paseó por su barrio con alegría y fervor a partes iguales.
Altares de corpus
Aunque el recorrido resultó corto, pues consistió en la bajada de Espíritu Santo, el recorrido por Santa Ana y la subida por Berrocal Chico, a lo largo del mismo se dispuso de varios altares efímeros en los cuales paró el palio bajo el cual caminaba el párroco. Los primeros de ellos fueron los que dispusieron las hermandades de Ntro. Padre Jesús y Las Tres Horas. Dos hermandades que tienen sus Casa Hermandad en el comienzo de las calles Espíritu Santa y Santa Ana respectivamente. Tras esta parada la comitiva protagonizó otras varias en la calle Santa Ana, donde sus vecinos y vecinas la acogieron con mucha ilusión, adornando sus puertas y balcones con macetas y mantillas.
Una subida muy especial
Una vez más la subida por la calle Berrocal Chico, aunque dificultosa por la pendiente, resultó de lo más especial por el ímpetu y la comunión de sus vecinos, que no quisieron perder la oportunidad de volver a ver una procesión en su calle y también se volcaron en adornar puertas y balcones, en preparar altares y, en definitiva, recibir como se merece a este Corpus Chico. Fue en esta calle donde se ubicaron dos imágenes más en sendos altares. La primera de ellas fue la Virgen del Carmen que atesora el Convento del Espíritu Santo. Homónima imagen de la que reside en la Iglesia de Sta. María de la Asunción y que en la actualidad es titular de la Agrupación Parroquial de la Sagrada Resurrección. La otra imagen que coronaba esta calle fue la de San Antonio, muy cerca de la enorme cruz de mayo estática que refleja el trabajo en conjunto de los vecinos de esta calle.
Tras completar la subida por el Berrocal Chico la comitiva se encaminó hacia su recogida de nuevo en la capilla del Espíritu Santa accediendo al mismo a través del conocido como Callejón de las monjas. Puso este tramo punto y final a una procesión cargada de tradición, pero también de valores intrínsecos fundamentados en la fe y en el amor cofrade que Guadalcanal guarda como oro en paño.