El sábado 3 de junio tendrá lugar el segundo encuentro artístico “Salvemos la Hacienda Ibarburu”, organizado por la plataforma del mismo nombre y con la colaboración de Poetas del Al-Mansura, Paz Pax Arte y Cultura y la Asociación cREA para el fomento de la Cultura Andaluza.
La cita será en la Plaza del Emigrante y las calles San Sebastián y Churruca en horario de 10.00 a 13.00 horas y en ella se convocan a artistas de diferentes categorías artísticas como pintura, escultura, performance, poesía, teatro, narrativa, danza, música, fotografía y video creación, todo ello, con un tema en común, la Hacienda Ibarburu.
El objetivo de la celebración de este encuentro es, en primer lugar, poder mostrar todas las obras plásticas realizadas en el primer encuentro, así como el resto de obras de los artistas bajo la temática de esta histórica Hacienda.
Dentro del cartel de actividades, también se contará con un taller de dibujo y pintura para niños.
Patrimonio en riesgo
Desgraciadamente, este edificio que forma parte de la arquitectura agrícola típica y que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de “Monumento”, por la Junta de Andalucía desde el año 2002, se encuentra en la lista roja de patrimonio desde el año 2021 por Hispania Nostra, asociación declarada de interés público que tiene como objetivo poner en valor y salvaguardar el patrimonio cultural y natural de España a través de actividades culturales, la educación y la difusión de los mismos.
Así mismo, la plataforma Salvemos la Hacienda Ibarburu, tiene abierta desde el año 2021 una petición en Change.org destinada a las administraciones competentes con objetivo de conseguir las firmas necesarias para tener la posibilidad de hacer algo ante el estado en el que se encuentra el monumento. “La ciudadanía firmante exige a las administraciones pertinentes que actúen de manera urgente en su expropiación forzosa a los/as propietarios/as por incumplimiento del deber rehabilitación en reiteradas ocasiones, para su rehabilitación, conservación y puesta en valor, como ya se han comprometido en tantísimas ocasiones. Cada día que pasa es una viga más que cae o un muro que se derrumba.”
Como informa Hispania Nostra en su catálogo, el motivo de inclusión en la lista fue por “el estado ruinoso en el que se encuentra, habiendo sufrido varios incendiaos intencionados ante la dejadez de las autoridades”. La Hacienda Ibarburu se encuentra en riesgo bajo la siguiente descripción de su estado de conservación:
“Estado ruinoso. Expoliación activa, sin protección salvo una valla de alambres de mínima seguridad, rota en su mayoría, que no impiden el paso al interior por desprendimientos de paredes. Las techumbres de madera y tejas, aproximadamente el 70%, se han desprendido, debido a los numerosos incendios y robo de elementos arquitectónicos (columnas, arcos...) con tractores y coches de alta cilindrada. Todavía se conservan los aljibes aceiteros. Incluso algunos siguen teniendo aceite en su interior.”
Haciendas, historia rural
La Hacienda Ibarburu pertenece a una larga lista de haciendas que aparecieron en Andalucía, sobre todo en Sevilla, gracias a la extensión de tierras dedicadas a la producción de la aceituna o, como detalla el censo de haciendas de la Junta de Andalucía, “según un azulejo cerámico del patio, este inmueble responde completamente a un tipo arquitectónico que prolifera en un momento de gran esplendor de la economía rural, que motivó el desplazamiento de las clases acomodadas y la aristocracia desde las ciudades al ámbito rural”.
Se estima que se levantó alrededor del año 1748 y como datos destacables de su arquitectura, se encuentran su portada principal, del primer tercio del siglo XVIII; el patio de labor, por sus grandes dimensiones; la almazara, con una interesante viga de madera; o las caballerizas, de planta rectangular, cubiertas por una techumbre de vigas de madera sostenidas por columnas de mármol con capiteles de pencas.
Perteneciente, en la actualidad, a la familia de Marqueses de Pickman y sus últimos inquilinos fueron los guardeses que cuidaban la hacienda y que, al parecer, fueron despedidos en el año 2017. Desde entonces nadie se hace cargo de su mantenimiento, lo que ha provocado su incesante expolio y deterioro, sufriendo varios incendios intencionados en el año 2019.