La capilla más antigua de Los Palacios consigue restaurar todos sus cuadros
La Hermandad de la Vera Cruz, con el apoyo del Ayuntamiento, presentó anoche el trabajo del restaurador Darío Ojeda, que ha recuperado de la oscuridad perpetua tres grandes pinturas de Santa Catalina de Alejandría, San Francisco y San Cristóbal
Álvaro Romero
Insistió en ello el párroco y director espiritual de la hermandad que tiene en la capilla de San Sebastián su sede canónica, Diego Pérez Ojeda: “Más allá de su competencia en el patrimonio que sale en procesión, la cofradía se ha preocupado por recuperar estos cuadros”. Y es verdad que podría sonar extraño, pero el propio hermano mayor de la Hermandad de la Vera Cruz, María Santísima de los Remedios y Nuestro Padre Jesús Cautivo, Juan Gavira, se refirió al objetivo de su junta de gobierno: “Fue un compromiso nuestro y lo teníamos que cumplir: restaurar estos cuadros e incrementar incluso nuestra pinacoteca”. Y así ha sido, a pesar del retraso que ha supuesto la pandemia, porque, en estos últimos años, hasta un pintor local como Eduardo Ponce ha contribuido con otra obra pictórica al enriquecimiento de la capilla más antigua del municipio, de principios del siglo XVI, con una obra de gran formato en la que se presentan los tres titulares de la cofradía sobre el perfil de un pueblo remoto en el que todavía Villafranca de la Marisma distaba lo suyo de Los Palacios. También Ponce estaba anoche en el acto de presentación, consciente de “cómo los tiempos han cambiado para ganar en sensibilidad”, dijo cuando oyó referir al restaurador Darío Ojeda algunos de los daños infligidos sobre los cuadros a lo largo de los siglos.
El joven restaurador hizo una didáctica exposición del proceso de su trabajo desde que en 2019 se llevaran los cuadros del templo hasta que han sido devueltos. En rigor, anoche fueron presentados solo dos de los tres cuadros recuperados, pues el primero, el de Santa Catalina de Alejandría, ya se pudo terminar aquel mismo año. Los otros dos, el de San Cristóbal con el Niño y el de San Francisco de Asís, han recuperado igualmente su original esplendor.
La oscuridad en que estaban sumidas las tres obras también concernía a su conocimiento, pues la única referencia que se tenía de ellos era un inventario de 1919 en la Parroquia de Santa María la Blanca que hacía constar, en efecto, una Santa Catalina, un San Francisco y un San Cristóbal. Se sabe ahora, incluso, que algunos de ellos participaron en una exposición en 1972. Y también que habían sido donados a comienzos del siglo XX por una desconocida señora llamada Carmen Zorrentiniz. Del apellido hay ciertas dudas, aunque así aparece transcrito en el archivo parroquial desde los tiempos del párroco Andrés Bellido.
Un pintor de 13 años
Del cuadro de Santa Catalina de Alejandría -el que estaba en peores condiciones; tanto, que era popularmente conocido como el de la Santa Mártir, sin especificar de quién se trataba- se pudo esclarecer que fue realizado en 1846 por el pintor sevillano Rafael García Martínez, más conocido como Hispaleto. Fue una de sus primeras obras, pues lo pintó cuando acababa de cumplir solo 13 años. Este pintor costumbrista se especializó luego en retratos y facturó la mayoría de su obra en la década siguiente, antes de morir de cólera en París, adonde había ido a estudiar gracias a una beca dispensada por el marqués José de Salamanca (quien da nombre al preciado barrio madrileño) a cambio de uno de sus cuadros que llevaba por título Quevedo leyendo una de sus producciones.
De los otros dos cuadros no se ha podido determinar su autoría, pero sí que son más antiguos. El de San Francisco de Asís, reconfortado por los ángeles, puede ser, según estimación del restaurador, de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII. Es el más valioso de los tres y el que había perdido más policromía. Incluso, se sabe que tenía como 30 centímetros más de ancho que se perdieron al ser remetida la tela del lienzo tras el antiguo marco. Por cierto, que Juan Gavira recordó anoche que los marcos actuales datan de cuando ya en 2006 también se intentó que el Ayuntamiento contribuyera con el 50% a la financiación de estos trabajos y solo se consiguió cambiar los marcos. En el de San Cristóbal, de principios del siglo XIX, también ha tenido el restaurador que aplicarse a fondo porque incluso hubo que corregir ciertos orificios en el lienzo.
La concejala de Hacienda, Rocío Lay, que también participó en el acto de anoche, dejó claro que “una prioridad del Ayuntamiento” es “seguir contribuyendo a la recuperación del patrimonio local allá donde se encuentre”. El párroco se alegró de ello y recordó asimismo que “la Iglesia siempre ha tenido una especial sensibilidad con el arte porque el mismo Dios se basa en esa triple idea de la Belleza, la Bondad y la Verdad”. La capilla de San Sebastián ha recuperado, después de casi tres años, el aspecto colorido de sus sencillos muros gracias a estas obras de arte que han vuelto a su sitio.
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