La flor cortada, el único sector de perecederos que ya perece

Sin duda, la crisis del coronavirus está afectando a todos los sectores, incluso al de productos perecederos, por mucho que la población haya perdido el control estos días en los supermercados, pero si hay un sector de productos perecederos que está ya prácticamente arruinado si las administraciones públicas con sus ayudas no lo remedian es el de la flor cortada, en todas sus secciones, tanto en el campo, como en la distribución como en los pequeños comercios floristas... Hay que tener en cuenta que todos los productos perecederos, es decir, los de alimentación, tienen permitida su venta, y que los productos imperecederos, en cambio, guardan la esperanza de seguir vendiendo cuando pase la crisis. Sin embargo, la flor cortada, considerada un artículo de lujo, ni puede seguir haciendo negocio ni puede esperar. Y para quienes viven de ella no es un lujo, sino el pan suyo de cada día. Para colmo, las inversiones de este año ya estaban hechas, especialmente en estas fechas: mañana es el Día del Padre, faltan dos semanas para la Semana Santa, poco más de un mes para el Día de la Madre y las Primeras Comuniones... O sea, “cuando peor nos había podido llegar esta crisis”, como señala Eloy Murube, autónomo responsable de Floralsur, en Los Palacios y Villafranca. Entre ayer y hoy, dice, “he tirado más de 20.000 euros en flores”. Su caso es solo un ejemplo en un sector que, solo en Sevilla, exporta 15 millones de euros y tiene especiales focos de producción y negocio en la capital y la provincia, como por ejemplo en Los Palacios y Villafranca, Lebrija y determinados pueblos del Aljarafe.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos –COAG Andalucía- pidió ayer “ayudas urgentes para los floricultores andaluces, principalmente para los localizados en Sevilla y la Costa Noroeste de Cádiz, y para los productores de planta ornamental, que se quedan en la ruina como consecuencia del coronavirus”. Según esta organización, “la obligada suspensión por preservar la salud de fiestas como las Fallas de Valencia, eventos sociales -congresos, bodas, bautizos, comuniones, etc.-, y la puntilla que supone la cancelación de las procesiones de Semana Santa como consecuencia de la pandemia, ha herido de muerte a un sector que ya estaba en la cuerda floja y que en estas fechas, precisamente, se encontraba en una fase crítica con la mayor producción”. En este sentido, un referente absoluto del sector como es Luis Manuel Rivera, responsable de Flor Cortada de COAG Andalucía, ha insistido en que “los floricultores, que sobreviven en un mercado muy competitivo en el que la importación de terceros países baja continuamente los precios, se ven obligados a endeudarse para afrontar la campaña, la más importante del año”. Ponía el ejemplo de un paisano de Chipiona que acababa de invertir unos 100.000 euros que ahora están en el aire.

Precisamente una comarca puntera en este sector es la de la Costa Noroeste de Cádiz (Sanlúcar de Barrameda, Chipiona y Rota), que lleva en crisis precisamente más de veinte años. A principios de este siglo, al amparo de las muchas ayudas europeas de entonces, había como 1.300 hectáreas de cultivo en esa zona, pero hoy apenas superan las 300...

COAG Andalucía ha remitido a la Consejería de Agricultura y al Ministerio de Agricultura sendas solicitudes de ayuda urgente para este sector agrícola, que “debe ser tenido en cuenta en las medidas económicas de apoyo a los sectores perjudicados por esta crisis sanitaria”. Asimismo, se insta a la Consejería a que elabore cuanto antes un informe que cuantifique las importantes pérdidas económicas y la realidad del sector de la flor cortada y plantas ornamentales, como, por cierto, ya está haciendo la Concejalía de Agricultura del Ayuntamiento de Chipiona, “centro neurálgico de la producción de flor cortada en Andalucía junto a la zona de Lebrija y Los Palacios en la provincia de Sevilla”, dicen, “que se está implicando en la grave problemática que está sufriendo un sector fundamental, socioeconómicamente hablando, para la Costa Noroeste de Cádiz”.

Sin esta ayuda, ha advertido Rivera, “vamos a desaparecer, porque en este sector llevamos muchos años al límite de nuestras fuerzas”.