La historia de Cantillana se va al hospital

El antiguo centro sanitario de Todos los Santos acoge el museo de la localidad que repasa el pasado del municipio

29 jul 2017 / 08:47 h - Actualizado: 29 jul 2017 / 08:47 h.
  • Manuel González posa junto al reloj al que todos los días daba cuerda. / F.J.D.
    Manuel González posa junto al reloj al que todos los días daba cuerda. / F.J.D.
  • Una pareja contempla el fósil de ballena. / F.J.D.
    Una pareja contempla el fósil de ballena. / F.J.D. Francisco J. Domínguez

Manuel González fue cabo de los municipales de Cantillana. Cada día se encargaba de mantener en hora el reloj de la torre que corona la calle Cardenal Spínola, y a la que da nombre. Dos veces al día, «según tuviera turno, o bien a mediodía o a las tres de la madrugada si estaba de noche», daba cuerda al reloj para que siguiera puntualmente dando la hora. Esa maquinaria, de la industria relojera de Montoro, se exhibe como una de las piezas destacadas del Centro de Historia Local de Cantillana, inaugurado el pasado viernes en el antiguo hospital de Todos los Santos, del que toma además su nombre.

Desde la Prehistoria hasta la Cantillana actual, pasando por la Naeva romana, muchos son los siglos de historia que atesora la localidad. El maestro sufí Abu Madyan; el barquero de Cantillana, que inspiró el personaje del bandolero Curro Jiménez, o el que fuera notario en el municipio, Blas Infante, son algunos de los personajes de renombre que llenan su memoria. Todo este legado milenario se ha reunido en el antiguo hospital para su exhibición y conservación.

El edificio, gótico-mudéjar del siglo XV, dista mucho de la concepción actual que de un hospital se tiene. Su única nave era más un lugar de acogida. Función que renueva ahora con la historia, reuniendo piezas diseminadas en distintas dependencias municipales, incluso almacenadas.

El centro proporciona una lectura conjunta y lineal del relato histórico, dando sentido a la herencia cantillanera. Es «la joya de los edificios municipales», en palabras de la alcaldesa, Ángeles García (PSOE).

El propio nombre de la instalación museográfica es un homenaje y alusión también al pasado del edificio, que así lo perpetúa, siendo además el continente un contenido más de la muestra permanente.

Las piezas reunidas guardan en sí mismas la narración de una parcela de la historia cantillanera, a la vez que la vida que les da valor. Como la memoria de González. A sus 90 años aún recuerda cómo junto con su hermano, que tenía una herrería «modificamos el reloj y le pusimos unas pesas superiores para darle cuerda solo una vez cada 24 horas».

Como también tiene vida –aunque sea una paradoja– el fósil de ballena que se exhibe. La de Blanca Jiménez profesora de geografía e historia en el instituto de la localidad, y la de los niños que la encontraron en Arroyo Hondo. «Convencí al alcalde para que lo extrajeran. Guardado desde 1997, se ha creído que era un fósil de tortuga, luego de dinosaurio, hasta que se ha conocido que es de ballena».

Mediante paneles explicativos, fotografías y distintas piezas, el centro compendia el pasado cantillanero desde la prehistoria, pasando por la época romana y la andalusí. La Cantillana cristiana se exhibe con reproducciones de la carta plomada de Alfonso XI –datada en 1327– y los privilegios otorgados por los Reyes Católicos en 1497 y 1504. El pueblo a través del objetivo, con fotografías históricas, y a través de la pintura, con lienzos cedidos de los afamados Sánchez Palma, López Cabrera y Ocaña, completan la Cantillana moderna y dan una visión conjunta del bagaje que determina el ser local.

El anexo del hospital, usado como oficina de turismo, se reconvierte en exposición del arte y la artesanía local, para completar el perfil más actual de la historia local. Historia viva, que sigue escribiéndose en las manos de las mantoneras, de los ceramistas o de los pintores. Así, exhibirá el mantón y el enrejado, objetos de guarnicionería y cerámica, además de la obra de pintores contemporáneos y en activo como Isabel Sola, José Naranjo o Juan Palomo, por citar algunos del amplio elenco.

La alcaldesa señaló en el acto la intención de que este sea un espacio «vivo y en evolución y que además sea la posibilidad para recuperar piezas originarias de Cantillana», como las más de 70 que se encuentran en depósito en el arqueológico.

El delegado territorial de Cultura, Turismo y Deporte, José Manuel Girela, se mostró receptivo a la idea, apuntando que «este centro está abriendo las puertas para que vuelvan esos vestigios», porque «la intención es la conservación, pero no guardándolas en cajas, sino poniéndolas en conocimiento y en valor, como es posible en este centro de historia local».

Este espacio se suma al centro cívico Blas Infante –con información sobre el padre del andalucismo y la ruta infantiana–. Y precede a la consecución definitiva del espacio expositivo más esperado en la localidad, el museo Ocaña. Un centro de muestra e interpretación de la obra del artista cantillanero, del que se espera que definitivamente en este año –70 aniversario del nacimiento del pintor– abra sus puertas en la remozada y desacralizada iglesia del antiguo convento de San Francisco. El grueso de la obra que será expuesta, propiedad de la familia, se encuentra actualmente exhibiéndose en Sevilla. Según fuentes municipales, será en la primera quincena de octubre cuando se prevé que la obra cuelgue en los muros del centro, inaugurado en 2015 y a la espera de la instalación definitiva de la colección.