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Los encantos marinos de la Sierra Morena Sevillana

En la finca El Revuelo de Constantina se encuentra uno de los tres yacimientos de restos de medusas fosilizadas que hay en todo el mundo y que busca ser monumento natural

28 jul 2018 / 21:52 h - Actualizado: 29 jul 2018 / 10:13 h.
  • Los viejos aperos del campo también se exhiben.
    Los viejos aperos del campo también se exhiben.
  • Hay carros de diferentes épocas y lugares, incluido uno de la etapa romana.
    Hay carros de diferentes épocas y lugares, incluido uno de la etapa romana.
  • Los encantos marinos de la Sierra Morena Sevillana
  • Los propietarios de la finca, los marqueses de Oriol, están vinculados al mundo del ferrocarril. / Foto: J.Á.F.
    Los propietarios de la finca, los marqueses de Oriol, están vinculados al mundo del ferrocarril. / Foto: J.Á.F.
  • En El Revuelo se organizan importantes monterías.
    En El Revuelo se organizan importantes monterías.

Tanto tiempo fomentando el turismo de sierra y, sin embargo, resulta que un día estuvimos en el fondo del mar. Hay indicios que ya hablan de la presencia de agua en nuestras raíces. Un monumento natural como las cascadas del Huéznar apuntan a una vida marcada por este elemento. El propio significado de Guadalcanal (río del canal) da otra pista. A los habitantes de la Sierra Morena sevillana no les coge de susto tal afirmación, más si cabe cuando es por todos conocido el germen de la maravillosa orografía que presenta El Cerro del Hierro, de origen marino. Todo esto parece sonar a chiste, y más aún cuando se trata de la presencia de medusas en el término municipal de Constantina.

Tan lejos de su hábitat natural, ¿cómo es posible que esta especie marina acabe en parajes donde predomina la dehesa y el olivar? Antes que nada, y a modo de explicación, hay que matizar que ni las medusas permanecen vivas, ni visitaron Constantina hace dos días, sino que su presencia se debe a la época en la que la escarpada sierra era fondo marino, aproximadamente unos 150 millones de años. No es más que el movimiento de placas tectónicas que hicieron que la tierra se elevara y se formaranm sierras como la de la comarca en cuestión.

Lo que en realidad se puede ver en el término municipal de Constantina son sus restos fosilizados, que ya tiene bastante mérito. Y lo tiene porque el paso del tiempo lo ha respetado, no ha sido excesivamente duro con dichos restos. Tampoco el ser humano ha posado su mano destructora sobre ellos. Por eso, hoy día Constantina y la Sierra Morena sevillana albergan un tesoro más.

Más cerca de Las Navas de la Concepción que de Constantina, aunque curiosamente en el término municipal de esta última, tras una sucesión interminable de curvas, una tímida señal pone rumbo a Casa Alta, que a su vez forma parte de las más de 1.500 hectáreas de la finca El Revuelo, casa actual de este yacimiento de medusas. A pesar de encontrarse en manos privadas, sus dueños nunca han recelado de mostrar lo que en sus dominios se halla aunque se trata de uno de los, tan solo, tres yacimientos de este tipo que hay en todo el mundo.

Cuando la finca fue adquirida en los años 90, su actual dueño ya sabía que «algo había», aunque no se sabía muy bien qué era aquello. Había muchas teorías. Los círculos que sobre aquella losa de cien metros se circunscriben habían sido interpretados erróneamente como fruto de la intervención humana, por la cercanía de un castillo y las creencias religiosa de los que en ellos habitaban. Sin embargo, aquella teoría se caía por sí misma. Lejos de saber de la importancia real del hallazgo, tuvo que ser el investigador Eduardo Mayoral quien arrojara luz. Se trataba de huellas de medusas.

Animales que se posaron por lo que un día fue arena de playa, que perecieron en ella y que dejaron su impronta para cuando los agentes geológicos formaron la belleza geográfica que es hoy día la comarca sevillana. Desde entonces han sido muchos los expertos que han visitado el yacmiento y muchos los estudios. Largas jornadas bajo el sol de verano para dar con la clave del misterio de aquellos círculos que ni tuvieron autoría en la mano humana ni aparecieron allí por casualidad.

En estos momentos se está tramitando su declaración como monumento natural, y, muy pronto, merced a la acción turística, las medusas serán visitables por el público general. Para entonces han de saber que se trata de una enorme loseta donde en apenas cien metros residen 90 huellas de medusas. Se puede apreciar mediante círculos el vestigio de su paso. En algunas de ellas, además, se adivinan líneas que convergen en un mismo centro, dejando más claro la señal del animal marino. Dependiendo del momento del día y la estación del año las medusas se apreciarán en mayor o menor medida, aunque intuir su sola presencia ya es un placer para los sentidos.

Igual que debe serlo saber conservar tal tesoro. Es preciso pues que se apruebe su declaración como monumento natural, hecho este que llevaría a una inversión en pos de su conservación, ya que si no se actúa sobre ellas, las medusas podrían ser víctimas de la erosión y de otros agentes ambientales que privarían de una nueva maravilla a la Sierra Morena de Sevilla. De esta manera, lo ideal sería que se elaborase un pequeño muro de contención que evitara el reguero de agua que actualmente recibe no los días de lluvia –no hay que olvidar que la losa está en la pendiente de un pequeño cerro– agente este que podría actuar como elemento erosionador grave.

Además también habría que evitar en la medida de lo posible que el público visitante, que a partir de ahora será más numeroso, pise en exceso el suelo donde residen las medusas, por lo que sería preceptivo la colocación de algún tipo de pasarela. Todo esto, no obstante, queda en el terreno del deseo, pues la última palabra la tiene el organismo oficial, en este caso la Junta de Andalucía y la inversión que se realice sobre el terreno de las medusas.

La Sierra Morena Sevillana puede empezar a presumir no sólo de su dehesa, su aceite, su agraciado clima, su cielo limpio, sino también de su fondo del mar que saliendo a la superficie hace única una tierra donde conviven elementos además de extraordinarios muy diversos.