La revista ‘El Soberao’ de Los Palacios, a punto de cumplir una década en su segunda época

Se presenta el número 14 de la histórica publicación, ahora capitaneada por la diplomacia de Victoriano Rosal y la financiación de Juan Valle, con especiales artículos sobre Nebrija y muchas páginas misceláneas con poesía, relatos y cuestiones históricas

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
04 jul 2022 / 17:19 h - Actualizado: 04 jul 2022 / 17:22 h.
  • Foto: M.J. Doña.
    Foto: M.J. Doña.

La revista El Soberao, insigne publicación del desaparecido Ateneo de Los Palacios y Villafranca, cumplirá 40 años de historia en 2023. Sin embargo, como su primera época ininterrumpida terminó con los últimos estertores de aquella institución cultural, que había desaparecido incluso antes, en la última década del pasado siglo, se estableció una nueva cuenta de números a partir de su recuperación en 2012, gracias al tesón, la diplomacia y el hambre cultural del palaciego capaz de resucitarla, Victoriano Rosal Domínguez, que en este número protagoniza una entrevista al alimón con el otro palaciego que ha puesto el dinero necesario para el milagro, el empresario Juan Valle Santos.

Ambos fueron niños de la posguerra que apenas se conocían, hasta que, tantos años después, sus destinos volvieron a cruzarse al coincidir en la peña flamenca El Pozo de las Penas. Allí le contó el primero al segundo sus ganas de volver a recuperar la célebre publicación que antes había financiado El Monte de Piedad y que ahora no encontraba mecenas a su medida. Valle Santos, el dueño de la ya vendida empresa de distribución de envases y embalajes Juvasa SA, ha sido un empresario hecho a sí mismo al que no le ha importado apostar por la cultura. Rosal Domínguez, dos años mayor, se pasó más de media vida entre el Cuartel de Batallones de Infantería de Marina de San Fernando (Cádiz) y su pueblo natal, hasta que se jubiló con el rango de teniente y se dedicó de lleno a continuar una labor cultural que su propio hijo, Manuel Rosal (hoy editor de Athenaica), había comenzado antes con la publicación de una revista, Vesilda, que solo alcanzó a publicar cuatro números pero que marcó el final del siglo XX en Los Palacios y Villafranca con otras actividades como el teatro, el video fórum o los recitales poéticos. Precisamente Manuel Rosal firma un artículo en este número de El Soberao sobre el origen de su vida de editor, después de descubrir tal vocación sobre las ruinas de sus mil y un intentos de haberse convertido en escritor de fama.

De manuscrito de Landero al flamenco

Dice Victoriano Rosal, que tiene la sede de la revista en su propia casa, desde cuya ventana reparte ejemplares a interesados más allá de los que se depositan en instituciones culturales de dentro y fuera del pueblo, que “el mayor orgullo” es “la diversidad de la revista”. Tiene razón, porque en 48 páginas (bien maquetadas por José Peña Fierro) cabe de todo: desde el arte fotográfico de Claudia Amuedo o la ilustración a grafito de Manuel Domínguez Sánchez, pasando por una reflexión nostálgica sobre la limpieza de las calles de la periodista María José Guzmán o un artículo reivindicativo sobre la vida y obra de Zenobia Camprubí, firmado por la profesora y especialista en Juan Ramón Jiménez Rocío Fernández Berrocal. Un regalo muy significativo es parte del manuscrito de la última novela de Luis Landero, Una historia ridícula, publicada hace solo unos meses por Tusquets. Que aparezcan manuscritos de este calibre en El Soberao se ha convertido en una costumbre gracias a las relaciones radiofónicas del palaciego Manuel Sollo, que también forma parte del equipo de coordinación de la revista, con autores de primer orden en su programa de RNE.

La revista incluye en este último número un trío de artículos especiales -firmados por Lola Pons, Eva Díaz Pérez y Carmen Panera- sobre el V Centenario de la muerte de Elio Antonio de Nebrija, que tanto está dando de sí en la vecina localidad de Lebrija, su patria chica. La catedrática de la Universidad de Sevilla, a la sazón Historiadora de la Lengua, Lola Pons, que es comisaria científica del Año Nebrija en Andalucía, insiste en su artículo en que “es el momento de que Nebrija entre en las aulas de Bachillerato y Secundaria” y recuerda que es el momento “de apelar a que, además de que lo conozcamos, lo reconozcamos” bautizando con su nombre alguna calle de nuestros municipios. Pons señala que solo en once de toda la provincia de Sevilla tienen alguna dedicada a Nebrija: Sevilla capital, Lebrija, El Cuervo, Alcolea del Río, Bormujos, Coria del Río, Herrera, Las Cabezas de San Juan, Utrera, La Rinconada y Gines. Y lamenta que Los Palacios y Villafranca no esté entre ellos.

El antropólogo de la Universidad de Granada José Antonio González Alcantud, por su parte, escribe sobre el primer concurso de cante jondo en Granada, hace ahora un siglo, y recuerda otros dos momentos históricos en torno a él: 1972, al cumplirse el medio siglo de aquel evento, cuando volvió a celebrarse otro concurso en la Plaza de San Nicolás, que ganó Calixto Sánchez; y 2022, cuando Granada se vuelve a llenar de actos en torno al centenario y el autor se pregunta “si todo este movimiento servirá para decir algo nuevo, crítico, revisar la época y proyectar a Granada como un centro relevante del flamenco”, antes de reconocer lo mucho ganado con nombres propios como los de Enrique y Estrella Morente, Marina Heredia, la saga de guitarristas de los Habichuela o el bailaor Mario Maya.

Pintura, patrimonio y emoción

Este último número de El Soberao se completa, además de con poesías, relatos y reseñas de libros, con un artículo de Macarena García sobre el cuarto centenario del nacimiento del pintor Juan de Valdés Leal, otro sobre las columnas de mármol de la parroquia local de Santa María la Blanca, agrupadas de cuatro en cuatro cerca del coro, firmado por Francisco Javier Salguero Mejías; y otro más sobre los búnkeres que jalonan las playas andaluzas como testimonio de los preparativos de Franco ante una invasión aliada hacia 1942, firmado por Carlos Font Gavira. Además, el coach José Arahal escribe sobre educación emocional.