La ruta del Monumento Natural

Turismo de naturaleza. La provincia esconde rincones deliciosos, al alcance y únicos. Es el caso de los seis Monumentos Naturales, todos ubicados en el medio rural sevillano

07 oct 2016 / 09:02 h - Actualizado: 07 oct 2016 / 09:09 h.
"Turismo rural","Turismo a la sevillana"
  • Encina de Los Perros, en El Madroño. / El Correo
    Encina de Los Perros, en El Madroño. / El Correo
  • Madroño de la Vega, Coripe. / El Correo
    Madroño de la Vega, Coripe. / El Correo
  • Tajos de Mogarejo, en Montellano. / El Correo
    Tajos de Mogarejo, en Montellano. / El Correo
  • Ribera del Guadaíra, en Alcalá. / El Correo
    Ribera del Guadaíra, en Alcalá. / El Correo
  • Cascadas del Huesna, San Nicolás. / El Correo
    Cascadas del Huesna, San Nicolás. / El Correo
  • Cerro del Hierro, San Nicolás y Constantina. / El Correo
    Cerro del Hierro, San Nicolás y Constantina. / El Correo

Rezaba una conocida marca turística de la Diputación que en la provincia, «hay otra Sevilla». Y no exageraba. Los excelsos y muy conocidos atributos turísticos de la capital hispalense han ocultado durante décadas los encantos escondidos en no pocos rincones del territorio sevillano. Pueblos patrimoniales, tradiciones milenarias convertidas en reclamo, artesanía y gastronomía sin par y paisajes de escándalo. A través de este último aspecto, el de la grandeza natural del medio rural hispalense, trazaremos una ruta mochilera por seis puntos clave del entramado turístico provincial que no son, quizás, los más conocidos o visitados, pero que sí entrañan una categoría solo en ellos presentes: son los seis Monumentos Naturales de Sevilla.

Ser un Monumento Natural no es fácil. Amén del necesario valor singular en lo paisajístico, ecológico, histórico o biológico, han de poseer un destacado acento turístico. En Andalucía hay casi medio centenar (49), de los que seis viven en la provincia. ¿No los conoce? Coja la mochila, ropa y calzado cómodo, y láncese con nosotros a disfrutarlos.

Trazando una ruta norte-sur, el trayecto empieza por la Sierra Norte, donde se concentra el 50 por ciento de esta catalogación en Sevilla. En el extremo más noroeste del territorio sevillano se asienta El Madroño, a su vez, la localidad con menos habitantes de la provincia. En su término municipal, concretamente en la pedanía de El Álamo, vive una vieja encina, que si por algo destaca, más allá de por sus ciclópeas dimensiones, es por la influencia que tiene en la vida de esta aldea de apenas 85 habitantes. La Encina de los Perros es un Monumento Natural singular, con metro y medio de diámetro en el tronco, 16 metros de altura y una copa que desprende una superficie de sombra descomunal. Quizás por eso este sea un buen lugar en el que celebrar bautizos, bodas y comuniones. En su base se atisba un asiento fresquito, ideal para contemplar un paisaje de estribaciones abruptas y pueblecitos blancos.

Seguimos en la Sierra Norte, aunque ya no en la vertiente que limita con Huelva. Uno de los pueblos más septentrionales de la provincia es San Nicolás del Puerto, con pocos habitantes pero con muchas cosas por ver. El mejor ejemplo son las Cascadas del Huesna. Allí serpentea el río del mismo nombre en la frondosidad de un bosque galería, hasta llegar a un sistema de cascada con dos saltos de agua, cristalina. La postal, aunque conocida, no deja indiferente. El acceso, a través de un sendero señalizado, es un auténtico canto al turismo activo y senderista, del que se puede disfrutar de un espléndido pícnic en familia.

Posiblemente, tras el caudal de emociones que genera una vista de tan suprema belleza, el bocado del pícnic se haya quedado en poco. Preparen otra mochila con viandas, pero no es necesario ir muy lejos, porque en San Nicolás vive otro de estos puntos marcados en rojo. Nuestro tercer Monumento Natural se asienta entre el término municipal marucho y el de Constantina. Se trata de un viejo paisaje minero, hoy día majestuoso horizonte en el que se combinan la acción de la naturaleza y del hombre. El Cerro del Hierro es un paleokarst, es decir, un paisaje de relieve accidentado, de gran belleza e interés científico y didáctico. Asimismo, en su interior se localizan especies vegetales y animales de una gran singularidad, elementos únicos que le hacen merecer la consideración de Monumento Natural.

Saltamos de la Sierra Norte a la Campiña, para continuar el garbeo turístico de monumentalidad natural por Alcalá de Guadaíra, y el río de mismo nombre que el apellido de la localidad panadera en el que un tramo de 10 kilómetros también está considerado como Monumento Natural. Es además el último enclave de la provincia en sumarse a esta lista (2011) y el más cercano a la capital. Una opción para disfrutarlo es en bicicleta, a través de senderos de ribera adobados de aceñas, molinos harineros de agua de origen árabe y otras construcciones vinculadas al pasado del pueblo, algunas declaradas Bien de Interés Cultural.

La ruta vira ahora a territorios del sureste, llegando hasta las plantas de otro vegetal imponente. Se trata del Chaparro de la Vega, en Coripe, un ejemplar de encina que cuenta con más de dos siglos de vida. Su copa tiene más de 30 metros de diámetro y en total, el Chaparro supera los 13 de altura. El acceso se realiza desde la nunca utilizada estación de ferrocarril de Coripe, en la carretera entre dicho pueblo y Algodonales, allí donde ahora está el punto de acceso de una de las rutas cicloturistas más famosas de Andalucía, la Vía Verde de la Sierra.

Para acabar tan divertido periplo, basta con seguir esta misma Vía Verde la Sierra en dirección Montellano, donde unos escarpes de más de 30 metros de altura llaman la atención de todo hijo de vecino. Son los Tajos de Mogarejo, el sexto -según nuestro trayecto- Monumento Natural de la provincia. La gran diversidad de especies se une al valor paisajístico de este desfiladero provocado por la extracción de la roca, que entre otros usos de postín, sirvió en su día para levantar la Catedral de Sevilla. El conjunto se compone con un plástico meandro del arroyo Salado. Otro sitio imprescindible para disfrutar la Sevilla que vive más allá de la capital, un filón de paisajes únicos con infinitas posibilidades.