La sequía cierra los grifos de la Sierra Sur

Tras tres años secos, nueve pueblos sufren cortes puntuales. Lora de Estepa, Badolatosa y Casariche buscan alternativas a un acuífero al mínimo

Iñaki Alonso @alonsopons /
07 jul 2017 / 22:10 h - Actualizado: 08 jul 2017 / 15:40 h.
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  • La sequía cierra los grifos de la Sierra Sur
  • El embalse de Malpasillo, al lado de Badolatosa, es una de las posibles alternativas –a falta de informes– frente a la falta de suministro. / Pons
    El embalse de Malpasillo, al lado de Badolatosa, es una de las posibles alternativas –a falta de informes– frente a la falta de suministro. / Pons
  • Manolo Cano Carvajal y Rafael Gómez comprueban el ojo seco de Lora. / Pons
    Manolo Cano Carvajal y Rafael Gómez comprueban el ojo seco de Lora. / Pons
  • Antonio Hernández apunta día a día la lluvia caída en Lora.
    Antonio Hernández apunta día a día la lluvia caída en Lora.
  • Un vecino de Casariche introduce en su casa botellas de agua mineral.
    Un vecino de Casariche introduce en su casa botellas de agua mineral.

Completamente seco. El ojo de Lora de Estepa lleva más de tres años sin soltar una gota. Su pasillo, remodelado hace solo un año, únicamente sirve para acumular un río de polvo. Este hueco, cavado hace décadas en una zona con aguas subterráneas, es el mejor medidor para saber si hay recursos hídricos en este rincón de la Sierra Sur para su motor económico, el campo, y para el consumo humano. Si hay agua a espuertas, el ojo brota con fuerza. Pero eso no ocurre desde finales de 2013, cuando la temporada –no se mide por años, sino de septiembre a septiembre– se cerró con 1.063 litros por metro cuadrado, más del doble que lo vivido en los años siguientes. Los datos son cosecha propia de Antonio Hernández, propietario del bar El Cuartelillo, que cada día anota la lluvia caída en estas tierras para sus clientes, que tienen en el agua –o más bien la falta de ella– una de sus principales conversaciones. El calendario de 2017 se encuentra plagado de cuadrantes en blanco: tres días de chirimiri en abril, otros tres en mayo, nada en junio,...

La situación empieza a ser límite en la Sierra Sur, acostumbrada desgraciadamente a ser la primera sufridora en los cíclicos periodos de sequía. Más aún ahora que Melonares blinda a la metrópolis y sistemas como Huesna y Aljarafesa tienen reservas en sus embalses. No así en estas tierras de secano. Hasta nueve municipios han sufrido cortes puntuales desde el 20 de junio. Hasta ahí hasta se presupone predecibles, por los picos de consumo y las altas temperaturas. Pero peor parados salen los casi 10.000 vecinos de Lora de Estepa, Casariche y Badolatosa, donde desde el lunes sufren cortes nocturnos –salvo fines de semana–, a los que se suma La Roda de Andalucía, con bajada en la presión del suministro. El hecho que sea de noche minimiza el malestar, pero todos son conscientes de que, dado este paso, o llueve o todo irá a más.

Estos cuatro municipios de la Sierra Sur se nutren del acuífero del Puntal, que está bajo mínimos. Hace días que rebasaron la cota de seguridad, que desciende a razón de metro al día. Por la escasez de lluvia y porque el consumo se ha disparado en el último mes y medio. «Es una gran bolsa, pero hace cuatro años que no llueve», advierte el alcalde de Badolatosa, Antonio Manuel González, que ya tuvo que cortar el suministro hace diez años, nada más llegar a la Alcaldía y por circunstancias similares. De momento, no surte el efecto deseado: la medida restrictiva se nota algo, pero el acuífero no se recupera.

El éxito depende mucho de la concienciación. El ahorro de agua no se produce en el corte, sino en el miedo que genera en una población que inicia un consumo responsable. «Hace tiempo que no sufrimos un corte y la gente se ha acostumbrado. No somos conscientes de la situación». Un pensamiento compartido por el alcalde de su pueblo vecino, Basilio Carrión, que teme llegar al punto de ampliar los cortes. Temor para nada compartido, por ahora, entre sus vecinos que, aunque llegan a cuentagotas a la casa consistorial para informarse, no terminan de verle las orejas al lobo. En la plaza junto al Ayuntamiento, tres vecinos, Manuel, Francisco y Basilio, se afanan más en buscar culpables: que si hay «gente rica» que gasta demasiada agua en la explotación agrícola de sus tierras o si la mano del hombre ha privado de más recursos. No les falta razón en algunas afirmaciones. «La forma de cultivar el algodón destrozó el pozo de La Roda», aporta uno. Versión corroborada por el alcalde rodense, Fidel Romero, que recordó que su acuífero «con capacidad para cubrir la demanda de la comarca para 10 años» no es apta «porque se contaminó de nitratos».

En Lora de Estepa tampoco andan cortos en la crítica. «Aquí hay muchos chalés con piscina. Solo con que las llenaran a la mitad se acabaría el problema», remarca Manuel Cano Carvajal, que hace acopio de medidas para la concienciación, por muy nimias que sean, como pedir que el vaso tras el café se llene a la mitad. «Es poco pero ayuda», le comenta a Rafael Gómez, al que le relata aquellos años de «sequía de la buena, hace décadas, cuando el tractor venía con pipas para repartir a la población».

No se quiere llegar a ese límite. Y más en casos tan paradójicos como Badolatosa, que sufre cortes de agua, pero se asienta a apenas 100 metros de una enorme bolsa de agua de 512 hectáreas. El embalse de Malpasillo, que se nutre del Genil, nunca se usa para consumo humano. De momento. Aunque están en fase de laboratorio, el Consistorio ha realizado estudios del agua más superficial del embalse que concluyen que cumple con los niveles de potabilidad aptos. Mezclada con la del Puntal «sería hasta de más calidad», según el alcalde. Todavía están a la espera de la certificación oficial, pero el Ayuntamiento ya ha enviado una cuadrilla de operarios a limpiar depósitos e instalar bombas y filtros para, una vez obtenido el visto bueno, hacer uso de estas aguas.

De no funcionar, Badolatosa y Casariche sopesan otra alternativa de la mano de la Diputación: hacer uso del pozo de la Algaidilla, que «ya está hecho y está casi todo preparado» para su uso, según el regidor casaricheño. El escollo es que está sobre una finca privada, lo que puede entrañar dificultades «jurídicas». Por su parte, el Ayuntamiento de Lora de Estepa sondea otra vía de la mano de la cooperativa San José, santo y seña de la comarca por aceites y premiada en múltiples ocasiones. Ambos buscan la salida en un nuevo pozo por explotar. Salida, obviamente, hasta que vuelva a llover con fuerza.


Prevención generalizada

No son los únicos pueblos de la Sierra Sur con problemas. El Consorcio de Aguas Sierra Sur realiza desde el 20 de junio cortes puntuales nocturnos –de 0.00 a 7.00 horas– en Martín de la Jara, El Saucejo, Los Corrales, Algámitas, Villanueva de San Juan y La Roda de Andalucía. Aquí concurren la misma ecuación: semanas de alto consumo y altas temperaturas. Se nutren del embalse del Retortillo, del Plan Écija, pero «hay días en los que no pueden bombear». En ese instante, se comunica el corte puntual nocturno «hasta recuperar los niveles de los depósitos», según el vicepresidente de Consorcio de Aguas Sierra Sur y alcalde de Martín de la Jara, Manuel Sánchez. Unos cortes que, a diferencia de los de Badolatosa, Casariche o Lora de Estepa, son ocasionales. Además, sirve de «mecanismo de prevención» para concienciar sobre algo que debería más que sabido: el agua es un recurso finito.