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Arrozal en La Puebla del Río.
La sequía ha provocado una drástica reducción de las hectáreas plantadas de arroz en el entorno de Doñana, donde se produce el 42 % de este producto en España, donde, de más de 36.500 hectáreas, tan solo van a cultivarse unas 1.000 aproximadamente.
Según fuentes del sector, los arroceros atraviesan “una situación insostenible” ante la falta de recursos hídricos para regar sus campos, lo que ha puesto en jaque a un punto estratégico para el cultivo de arroz junto con La Puebla del Río y la Isla Mínima, además de provocar la pérdida de más de 5.000 puestos de trabajo.
El riego desde El Agrio
Así, en municipios como Isla Mayor prácticamente se ha tenido que renunciar al cultivo, y se mantienen las citadas 1.000 hectáreas en el «preparque» de Doñana, en tierras regadas por el río Guadiamar, que se benefician del riego que viene de sueltas de agua para regadío procedentes del Embalse del Agrio.
A fecha 1 de mayo pasado esta presa contaba con un volumen de agua embalsada de 15 hectómetros cúbicos, el 75 % de su capacidad, y mantiene un volumen de agua que le permite hacer desembalses programados para estos fines.
El embalse cuenta con un volumen total de 20,37 hectómetros cúbicos y al estar situado en el cauce del río Agrio y Crispinejo, afluentes del Guadiamar, aporta agua al verter a este último río, que supone el principal aporte de agua de Doñana desde la provincia de Sevilla.
El agua de este embalse, de momento, parece garantizar la vida para las 1.000 hectáreas que se han plantado, a la espera de mejores tiempos y las lluvias que se esperan en otoño de cara a la temporada venidera, donde este cultivo se espera que siga siendo un referente nacional.
En barbecho hace tres años
En la zona arrocera se dan algunas casos llamativos, como que hay algunas explotaciones que llevan tres años sin cultivar debido a la situación que sufren, e incluso ha disminuido la avifauna que solía habitar en las zonas inundadas por este cultivo, que se compone de cigüeñas, espátulas y gansos.
Aparte del daño económico, son más de un centenar las especies que se alimentan de este cultivo en el entorno de Doñana, que este año han tenido que prescindir de este alimento y buscar nuevos destinos.
El daño ecológico, por lo tanto, se une al económico que sufre un sector que es vital para la comarca y la economía local de los pueblos donde se ubican las plantaciones.